Este jueves, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, ha presidido en la Capilla Real de la Catedral hispalense, la Misa por los sacerdotes de la Archidiócesis que han fallecido los últimos doce meses.
Monseñor Saiz se refirió de forma especial a monseñor Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla y a monseñor Antonio Montero, obispo auxiliar de Sevilla con el cardenal Bueno Monreal y, tuvo un recuerdo por la veintena de sacerdotes diocesanos que han partido a la casa del Padre.
En su homilía destacó que los cristianos tenemos la “certeza que Jesucristo resucitado ha vencido la muerte y nos abre la puerta a la vida inmortal”, por ello, exhortó a los fieles que no olviden a los sacerdotes que han prestado un impagable servicio a la Iglesia y a la sociedad en Sevilla.
La ceremonia fue concelebrada por el arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, el vicario general de la Archidiócesis, Teodoro León y un numeroso grupo de sacerdotes del clero sevillano.
“Este es el fundamento de nuestra seguridad, que Dios está con nosotros y nos ama hasta el extremo de entregarnos a su propio Hijo. Vivimos en una esperanza que se abre camino sin que nada ni nadie la pueda detener”. En esta línea, destacó que, “sin duda, nuestros hermanos difuntos experimentaron el amor de Cristo y por eso fueron capaces de dejarlo todo siguiendo su llamada, fueron capaces de perseverar en las pruebas manteniéndose fieles en las más diversas situaciones. El amor de Cristo fue transformando sus vidas para llegar a la madurez cristiana, a través de una peregrinación que se inició en el bautismo y que vivieron con la configuración de Jesucristo, Buen Pastor en el seno de la Iglesia”.
