La numerosa participación de sevillanos en la peregrinación al Jubileo de los Jóvenes, que partirá mañana en dirección a Roma, es “un signo elocuente de vitalidad, de fe, de valentía, de esperanza“. De esta manera ha recibido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, a los jóvenes que han participado esta tarde en la misa de envío que se ha celebrado en el trascoro de la Catedral, y que culminan de esta manera su preparación para lo que el arzobispo ha calificado como “una experiencia espiritual, eclesial, transformadora”.
Serán cerca de dos mil los jóvenes sevillanos que se darán cita en la Ciudad Eterna la próxima semana, setecientos dentro de la peregrinación diocesana, que coordina Manuel Jiménez, delegado de la Pastoral con Jóvenes. Otros tantos forman parte de la peregrinación compuesta por miembros del Camino Neocatecumenal de las parroquias de la Archidiócesis, y otros muchos se sumarán a la concentración juvenil en Roma desde iniciativas promovidas por órdenes y congregaciones religiosas. La misa de esta tarde ha sido concelebrada, entre otros sacerdotes, por el deán del Cabildo, Francisco J. Ortiz; el delegado de Pastoral con Jóvenes, Manuel Jiménez; el rector del Seminario, Andrés Ybarra. Además, han participado numerosos sacerdotes atendiendo las demandas de confesiones de los jóvenes que se han dado cita en el templo metropolitano.
“No vamos de turismo”
En su homilía, monseñor Saiz meneses ha aclarado que “no vamos de vacaciones, no vamos de turismo, no se trata de una actividad veraniega más”. Al respecto ha afirmado que “¡somos peregrinos!”, y por tanto “emprendemos un camino con un destino sagrado, movidos por la fe y con el corazón dispuesto a la conversión. En estos tiempos en que todo se convierte en espectáculo, en consumo, en práctica efímera, nosotros, como Iglesia, somos invitados a vivir algo profundamente distinto: una experiencia espiritual, eclesial, transformadora“.
Ha explicado que peregrinar “no es simplemente desplazarse, es dejarse mover por Dios, permitir que Él conduzca los pasos, que transforme el corazón”. Peregrinar implica, además, “desinstalarse, salir de uno mismo, dejar atrás seguridades, rutinas, planes y comodidades; significa caminar ligeros de equipaje, como dice el Evangelio; y significa, sobre todo, abrir el alma al encuentro con Cristo, a la fraternidad con los demás, a las sorpresas del camino”. “Peregrinar es tarea de personas valientes e intrépidas. Pues eso sois vosotros: valientes y decididos, dispuestos a dejaros encontrar por Dios en medio del calor, del cansancio, de la convivencia, del compartir, de la alegría, del silencio y de la oración”, ha añadido.
“Una primavera del alma”
También ha querido destacar el contexto jubilar en el que se enmarca esta movilización juvenil, y ha explicado que el jubileo es “una manifestación concreta de la misericordia de Dios. Es como una primavera del alma, una Pascua para el corazón, una renovación integral de la vida cristiana”. A continuación, y dirigiéndose directamente a los peregrinos allí presentes, monseñor Saiz Meneses ha subrayado que “la Iglesia ha sido enviada para anunciar y testimoniar, para hacer presente y extender el misterio de salvación que la constituye. Ese es también vuestro envío. Por eso -ha añadido- partís desde la Catedral, madre de todas las iglesias de la Archidiócesis, lugar donde se manifiesta la unidad visible de nuestra Iglesia local en torno a su pastor. Desde aquí sois enviados como discípulos misioneros. Con la alegría del Evangelio, con la fuerza del Espíritu, con la firmeza de la fe”.
Ha advertido que el camino hasta Roma “no será fácil”. “Como toda peregrinación, tendrá sus dificultades: el calor, el cansancio, las tensiones, los retrasos, los imprevistos. También habrá pruebas interiores: momentos de desánimo, tentaciones de superficialidad, heridas personales. Pero es precisamente ahí donde el Jubileo se hace más fecundo, porque en la debilidad es donde se manifiesta la gracia, y en la dificultad es donde se forja la comunión”, ha subrayado.
En este punto ha invitado a los jóvenes a no huir de las incomodidades, ni refugiarse en las redes ni en la dispersión. Recordando a san Juan Pablo II, les ha animado a dejar atrás el miedo y “abrir de par en par las puertas a Cristo”. También ha tenido un recuerdo para el papa Francisco, quien afirmó, en la última Jornada Mundial de la Juventud, que “la Iglesia no es un refugio para los perfectos, sino un hospital de campaña para los heridos”. “Vamos como somos, también con nuestras heridas, con nuestra historia, con nuestras dudas e interrogantes, con nuestros talentos y virtudes. Dios nos espera”, ha afirmado el arzobispo hispalense.
«Volveremos como misioneros»
En la parte final de su alocución, don José Ángel Saiz ha invitado a los jóvenes a no desertar de la alegría, a ser firmes en la unidad y la comunión. “El demonio siembra la división. El Espíritu Santo, en cambio, construye comunión”, ha añadido.
Sus últimas palabras han sido para quienes no podrán peregrinar a Roma, pero seguirán los acontecimientos desde Sevilla. También para quienes vivirán la experiencia en Roma, junto al papa León XIV. A estos últimos les ha pedido que vuelvan “como misioneros, como discípulos transformados, como apóstoles, como testigos de Cristo, como testigos de esperanza”.
Al término de la Eucaristía, el arzobispo ha recibido una camiseta oficial de la peregrinación, en la que participará como un peregrino más, acompañando a los jóvenes que partirán la noche del lunes desde Sevilla en autocares hasta Roma.
GALERÍA FOTOGRÁFICA de la misa de envío
HOMILÍA íntegra del arzobispo
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