El trascoro de la Catedral de Sevilla ha acogido desde las once de la noche la celebración de la vigilia pascual, celebración central de la fe cristiana, que ha presidido el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses. Como el arzobispo ha destacado al inicio de su homilía, «esta es la noche santa, la madre de todas las vigilias, la noche en la que el Resucitado ha vencido el pecado y la muerte, y ha abierto para nosotros las puertas de la vida eterna».
La vigilia comenzó en la Puerta del Príncipe de la seo hispalense, donde el fuego iluminó el cirio pascual, del que se encendieron las velas que portaban las personas que han participado en el acto. Ya en el trascoro se procedió a la lectura de pasajes bíblicos de la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta la victoria de Cristo.
Entre los asistentes a la vigilia se encontraban 175 hermanos del Camino Neocatecumenal, pertenecientes a las siguientes comunidades: 1ª de la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles y san José de Calasanz, de Dos Hermanas; 2ª Comunidad de la parroquia Nuestra Señora de los Remedios, de Sevilla; 2ª Comunidad de la parroquia san Antonio María Claret, de Sevilla; 2ª Comunidad de la parroquia san Pablo, de Sevilla; 5ª Comunidad de la parroquia Sagrada Familia, de Sevilla. Todos ellos, «después de un largo y profundo itinerario de fe», renovaron solemnemente sus promesas bautismales. Además, recibieron el sacramento del bautismo dos niños que, como destacó el arzobispo, «naciendo a la vida nueva de los hijos de Dios».
Cuando pasaban ocho minutos de las doce de la noche se hizo la luz en el interior del templo metropolitano y repicaron las campanas de la Giralda. Este fue el signo visible del gran acontecimiento de la historia: La luz ha vencido a las tinieblas, Cristo ha resucitado.
El arzobispo comenzó su homilía destacando el solemne motivo del encuentro en la Catedral: «Celebrar la victoria del Señor, su paso de la muerte a la vida, su triunfo sobre las tinieblas del pecado. Esta noche luminosa nos envuelve con el fuego nuevo, con la Palabra viva de Dios y con el agua que regenera, como signos sacramentales de la presencia gloriosa de Cristo entre nosotros».
«Vuestra presencia aquí esta noche es una luz, un signo de esperanza para la Iglesia»
Posteriormente se dirigió a los padres de los dos niños que han sido bautizados esta noche: «Queridos padres y padrinos, esta noche Dios os confía un tesoro inmenso. Al presentar a vuestros hijos al Bautismo, los ofrecéis al Señor para que Él los transforme, los selle con su Espíritu y los haga hijos suyos. Esta decisión implica una gran responsabilidad: ser los primeros catequistas, los primeros testigos del Evangelio para vuestros hijos. La familia es la primera iglesia, la primera escuela de fe, el lugar donde se aprende a amar a Dios y al prójimo».
También ha tenido palabras para los hermanos del Camino Neocatecumenal que han renovado sus promesas bautismales: «después de años de catequesis, de convivencia, de sufrimientos y alegrías, habéis llegado al momento de la renovación solemne de vuestro Bautismo. En medio de una sociedad secularizada, a menudo indiferente a Dios, vuestra presencia aquí esta noche es una luz, un signo de esperanza para la Iglesia».
«La Pascua no es solo para aquellos que se sienten fuertes en la fe»
Monseñor Saiz Maneses ha subrayado que la resurrección de Cristo «no es una idea, no es un consuelo piadoso». Al contrario, se trata de «un hecho real, acontecido en la historia, que ha cambiado el rumbo del mundo». En esta línea, ha afirmado que «la Pascua no es solo para aquellos que se sienten fuertes en la fe; es, sobre todo, para los heridos, para los que buscan, para los que se sienten frágiles. Esta noche -ha añadido-, la piedra del sepulcro ha sido removida también para ti, que quizás vienes cansado, con dudas, con heridas. El Resucitado no te reprocha, sino que se acerca a ti con sus llagas gloriosas, como a Tomás, y te invita a tocar, a creer, a comenzar de nuevo». En consonancia, ha animado a los presentes a que no dejen que esta Pascua pase como «una celebración más de un año más»: «Vivid como resucitados, renovad de modo incesante vuestra fe, salid al encuentro del hermano. El mundo necesita cristianos firmes, vivos, alegres, entregados. Al final de esta noche, saldremos a nuestras casas, a nuestros barrios, a nuestras responsabilidades. Pero no saldremos solos. El Resucitado viene con nosotros».
«La fe, si no se anuncia, se marchita. El amor, si no se comparte, se enfría», ha destacado el arzobispo, que a renglón seguido, y para finalizar su homilía, ha pedido que no nos avergoncemos de Cristo, porque «Él no se avergonzó de vosotros».
«Un sólo Señor, una sola fe, un sólo bautismo…»
La liturgia marcó a continuación la ceremonia de bautizo de dos niños, Lourdes y José, en la capilla de San Antonio de la seo hispalense. Seguidamente, 175 miembros del Camino Neocatecumenal renovaron sus promesas bautismales, concluyendo de esta forma un largo itinerario de fe.
RETRANSMISIÓN del acto en el canal de la Catedral en youtube
Mensaje del arzobispo de Sevilla con motivo del Domingo de Resurrección
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