Esta mañana ha tenido lugar la inauguración de la iglesia de Santa Catalina y la consagración del altar de Santa Catalina, en el curso de una Eucaristía que ha presidido el Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo; y que ha contado con una nutrida representación del clero, autoridades civiles y militares, hermandades con sede en la feligresía, y fieles de una iglesia que fue cerrada al culto hace ahora algo más de catorce años y medio.
Entre las autoridades civiles se encontraban el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis; el alcalde de la ciudad, Juan Espadas; el diputado y ex alcalde, Juan Ignacio Zoido; y el delegado territorial de Cultura de Sevilla, José M. Gírela.
El Arzobispo comenzó su homilía destacando la alegría de todos los presentes “por la consecución de una meta largamente soñada, que ha encontrado innumerables imponderables y dificultades, felizmente vencidas con la ayuda de Dios. El resultado –añadió- está a la vista, hemos recuperado un templo emblemático, de porte casi catedralicio, verdadero compendio de la historia del arte cristiano a partir del siglo quinto, orgullo de Sevilla y de la Archidiócesis”.
A continuación, monseñor Asenjo dio gracias a Dios por “este final feliz”, y citó a “todos los que han hecho posible este milagro”: “En primer lugar, a los miembros de la Curia Diocesana, que tanto han luchado por esta obra, el secretario canciller, don Isacio Siguero; el ecónomo diocesano, don Alberto Benito; el responsable de obras y rehabilitaciones, don Luis Verano; y el delegado diocesano para el Patrimonio Cultural, don Antonio Rodríguez Babío”. Seguidamente tuvo una mención especial para el arquitecto Francisco Jurado, al que calificó como “uno de los mayores expertos en restauración en España”, los arqueólogos, “que han desarrollado una tarea admirable”, los restauradores de bienes muebles y las empresas constructoras, “cuyos profesionales y oficios han dejado en esta obra lo mejor de sí mismos”, subrayó.
Agradecimiento a las instituciones que han financiado la restauración
En este apartado de agradecimientos, el Arzobispo hizo un repaso por las instituciones que han contribuido económicamente en esta restauración, tasada en casi cuatro millones de euros: “La Archidiócesis ha aportado algo más de dos millones; el Ayuntamiento de Sevilla, un millón; la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía 400.000 euros; el Ministerio de Cultura 200.000 para los trabajos previos hace catorce años; y la Fundación La Caixa 150.000”.
Seguidamente, recordó que la reapertura al culto de esta iglesia coincide con la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo y la festividad de la santa que da nombre al templo, y subrayó que santa Catalina “ha vuelto a ser casa de salvación y de gracia, en el que la comunidad cristiana adorará al Padre en espíritu y en verdad”. Explicó la importancia de la consagración del altar –“una de las ceremonias más solemnes y ricas en simbolismo de toda la liturgia católica”-, y subrayó su relevancia como “lugar de encuentro de Cristo con vuestra comunidad, mesa de fraternidad y de esperanza para todos los que queremos vivir en este mundo como hijos de Dios y como hermanos reconciliados”. “El altar y el sagrario –añadió- han de ser de nuevo el corazón de vuestra comunidad cristiana. Aquí os esperará el Señor para ser adorado, visitado y acompañado”. Monseñor Asenjo se refirió también al ambón, desde el que se lee la Palabra de Dios, y expresó su deseo de que “la escuchéis con la veneración, el respeto, la unción, el deseo de conversión, la apertura de espíritu y las disposiciones interiores”.
“No os debe dar miedo ni vergüenza hablar del Señor”
“Nada necesita tanto nuestro mundo como a Jesucristo”, afirmó el Arzobispo, que invito a los presentes a mostrarlo con “el testimonio luminoso y atrayente de vuestra vida intachable, fraterna y solidaria, con vuestra rectitud moral en vuestro trabajo y en el cumplimiento de vuestras obligaciones cívicas y con la ejemplaridad en el cumplimiento de los deberes familiares y profesionales”. “No os debe dar miedo ni vergüenza hablar del Señor a vuestros hermanos”, apuntó.
En la parte final de la homilía, monseñor Asenjo pidió a Dios por la feligresía y, particularmente, por el párroco, Francisco José Blanc, a quien posteriormente dio el decreto de entrega del templo, y afirmó que “el templo material que hoy abrimos al culto es símbolo del templo espiritual que es la Iglesia”, y que “nosotros somos las piedras vivas”. Así, hizo un paralelismo con los primeros cristianos y abogó por una comunidad apostólica, dispuesta siempre a dar testimonio de Jesucristo con mucho valor y a dar razón de su fe y de su esperanza”.
Tras la homilía tuvo lugar el rito de la consagración del altar, uno de los que cuentan con una liturgia más rica: dedicación del altar, letanías, crisma, incensación, revestimiento del mismo, etc. Y al final de la misa, tanto el Arzobispo como distintas autoridades implicadas en la restauración, firmaron el decreto que monseñor Asenjo entregó al párroco de Santa Catalina.
GALERÍA FOTOGRÁFICA del acto.