El arzobispo, mons. Juan José Asenjo, ha enviado una circular a todos los párrocos, religiosos con cura de almas y responsables de iglesias y oratorios de la Archidiócesis de Sevilla en la que les ruega que realicen la colecta por Tierra Santa el próximo Viernes Santo, «un día de oración y de ayuda a nuestros hermanos cristianos que viven en la tierra de Jesús y custodian los lugares santos que nos recuerdan su paso por la tierra».
En su carta, el arzobispo subraya que en los últimos años «estamos asistiendo con gran preocupación a la catarata de agresiones mutuas entre Israel y el pueblo palestino. Hemos conocido –añade- episodios de una crueldad insólita, que han producido un alto número de víctimas, entre ellas niños inocentes». Al respecto, recuerda que la Santa Sede «ha clamado a favor de la paz, señalando que la opción militar no es una solución y la violencia, venga de donde venga y bajo cualquier forma que adopte, ha de ser firmemente condenada».
Violencia y emigración
La escalada de violencia en aquella zona está derivando en una emigración que se traduce, entre otros efectos, en una escasez de jóvenes entre la minoría cristiana palestina. «La tierra que fue cuna del cristianismo corre el peligro de quedarse sin cristianos», afirma el arzobispo de Sevilla, que apelar a la sensibilidad de los fieles de la Archidiócesis «pidiéndoles que recen por la paz en aquella tierra bendita, al tiempo que les extiendo la mano en demanda de auxilios económicos para nuestros hermanos cristianos de Palestina, que en nuestro nombre cuidan los Lugares Santos». El pasado año, la Archidiócesis de Sevilla, «a pesar de no figurar a la cabeza de las diócesis españolas en renta per cápita, ha respondido generosamente a esta llamada, figurando la tercera, después de Madrid y Valencia, contribuyendo con 54.324,40 euros a esta noble causa. Gracias por ello de corazón». Se trata de una colecta que nació, como recuerda mons. Asenjo en su carta, en los inicios de la vida de la Iglesia, cuando san Pablo organizó una colecta a favor de la comunidad de Jerusalén, en la que participaron todas las iglesias fundadas por él.
Una comunidad pobre y en minoría
En la parte final de su carta, mons. Asenjo Pelegrina aporta unos datos acerca de la pequeña comunidad cristiana en Tierra Santa: 165.000 cristianos, fragmentados en 18 iglesias o confesiones cristianas, con diversos idiomas, credos y liturgia. Y todo ello en medio de siete millones de judíos y más de tres millones de musulmanes. Por ser una minoría y además dividida, es un grupo marginado, «por ello, siente la tentación permanente de la emigración, que en los últimos años ha sido fortísima y constante, hasta el punto de que no faltan quienes piensan que en los próximos años la tierra de Jesús podría quedarse sin cristianos que hagan presente allí a Jesucristo, su Evangelio y su Iglesia». El arzobispo subraya también la pobreza de esa comunidad: «más del 50 por ciento de los cristianos palestinos viven por debajo del umbral de la pobreza, mientras el paro alcanza al 70 por ciento de la población». «Por todo ello, es de todo punto necesario ayudar a la antigua porción de la Iglesia que vive en Tierra Santa en la educación de sus niños y jóvenes, facilitando a los matrimonios y a las familias viviendas dignas, servicios sociales y puestos de trabajo; contribuyendo a la promoción de la mujer para que salga de la marginación; y ayudando a los ancianos que carecen de jubilación y sanidad. Es necesario además colaborar para mantener los santuarios que nos recuerdan el paso del Señor entre nosotros, encargo que cumplen de modo admirable los Padres Franciscanos», afirma.
Recuerdo a los cristianos de Siria e Irak
Finalmente, tiene un recuerdo especial para «los cientos de miles de cristianos que huyen de Siria y de Irak, donde el rumor de las armas no calla y la vía de la concordia y del diálogo parece estar completamente perdida, mientras parece prevalecer el odio insensato de quien mata y la desesperación de quien ha perdido todo y ha sido expulsado de la tierra de sus padres».