Mons. Asenjo hace balance de una jornada histórica en la que dos Papas han participado en la canonización de otros dos pontífices. Ha valorado el clima de oración que ha presidido la Eucaristía y ha subrayado algunas facetas de los dos nuevos santos
El arzobispo de Sevilla ha valorado «con emoción y gratitud al Señor» el momento histórico que se ha vivido esta mañana en la Plaza de San Pedro, durante la Eucaristía en la que el Papa Francisco ha canonizado a dos pontífices beatos, Juan XXIII y Juan Pablo II. Mons. Asenjo Pelegrina ha calificado la ceremonia de esta mañana como «algo hermosísimo», y ha destacado el hecho de que estuvieran presentes dos Papas en la misa. En este sentido, ha recordado el «aplauso cerrado» que los asistentes han tributado a Benedicto XVI, y ha tenido también palabras de admiración hacia «la piedad de la gente», en la medida que se ha vivido la Eucaristía «en un ambiente de sincera oración y gratitud al Señor».
«Testigo de tanta hermosura, de tanta belleza»
Mons. Asenjo ha reconocido que se ha emocionado «por lo que estaba viviendo», y ha recordado que ha dado gracias a Dios «por ser testigo de tanta hermosura, de tanta belleza, por ser miembro de esta Iglesia». Preguntado por alguna dedicatoria especial en esta jornada, el arzobispo de Sevilla ha afirmado que «he pedido al Señor que me haga pastor según su corazón, no según mis caprichos, como él quiere». «He pedido mucho por la Iglesia en Sevilla, por que seamos fieles a nuestras raíces cristianas y no nos avergoncemos de ellas», añadió.
En referencia a Juan XXIII, ha destacado el «secuestro» al que ha sido sometida su figura por ciertos grupos progresistas, «algo profundamente injusto» a la vista de su trayectoria y su obra. Ha recordado con cariño el momento en que sucedió a Pío XII al frente de la iglesia, «cuándo yo era un seminarista de segundo de Bachiller», así como el de su muerte: «sentí la muerte del Papa como sí se hubiera muerto alguien de mi familia», ha añadido.
Recuerdos con Juan Pablo II
Se ha extendido más en los recuerdos de Juan Pablo II, con quien tuvo la oportunidad de compartir numerosos momentos que han resultado claves en la trayectoria episcopal de mons. Asenjo. Entre ellos el almuerzo que compartió con el pontífice el 4 de mayo de 2003, así como «los consejos que el Papa me dio y que han marcado mi vida. Han sido -añadió- los consejos de un santo». La visita de Juan Pablo II a España en 2003 fue un hito en la vida del actual arzobispo de Sevilla, ya que fue el encargado de su organización: «me sentí muy unido al Papa, fue una gracia muy grande trabajar para el Papa», ha subrayado.
«Si no el más grande de la historia de la Iglesia, ha sido uno de los más grandes», afirmó. Al respecto, añadió que «se le ha llamado ‘el Magno’ con justicia». Ademas, mons. Asenjo ha afirmado que «para mi ha sido aleccionador ver al Papa Juan Pablo II rezar», subrayando lo que califica como «principalidad de la oración», ya que «sin oración -resumió- hablaremos de oídas».
Finalizó su reflexión tras las canonizaciones reiterando su «enorme gratitud» por un Papa que «ha marcado nuestras vidas, y un revulsivo que reorientó nuestro sacerdocio».
