Ante la noticia del fallecimiento del papa emérito Benedicto XVI esta mañana en el Vaticano, son muchas las reacciones que se han ido sucediendo en la Iglesia en Sevilla. Entre ellas las declaraciones de pesar del arzobispo emérito, monseñor Juan José Asenjo, quien ha manifestado “mi pena sincera por la muerte del queridísimo papa Benedicto XVI”. Igualmente, ha invitado a los fieles “a encomendar al Señor su eterno descanso, pidiéndole que le corone de gloria y desde ahora pueda contemplar la hermosura infinita del rostro de Cristo resucitado al que él sirvió con entrega absoluta hasta la muerte”.
Al mismo tiempo ha agradecido a Dios por su pontificado, “corto, pero intenso y rico en frutos sobrenaturales y frutos apostólicos”. “Recuerdo -continúa el arzobispo emérito- el día de su elección, siendo yo Obispo de Córdoba. Entonces una personalidad conocida me llamó indignado porque los cardenales habían elegido al ‘inquisidor de la fe’ como nuevo Papa. Esta persona criticó severamente al entonces cardenal Ratzinger. Dos años después, esta misma persona me rectificó su postura y aseguró que estábamos ante un gran Papa y un gran intelectual. Creo que esta fue también la percepción de muchos, que tuvieron enormes prejuicios que, sin embargo, se fueron difuminando al contacto con el magisterio del papa Benedicto XVI y su ejecutoria”.
Además, monseñor Asenjo ha destacado la “sencillez y humildad” del que fuera elegido Papa número 265 de la Iglesia Católica. Una sencillez que le llevó a “advertir en un momento determinado que no estaba en condiciones de gobernar la Iglesia y renuncia al oficio petrino esperando que otros brazos más jóvenes o fuertes puedan seguir su ministerio. Esta sencillez se traslucía también en el trato cercano con él”.
Por otro lado, ha subrayado también su piedad: “Tengo la intuición que el papa Benedicto ha sido un hombre profundamente creyente y piadoso, un hombre de oración, sobre todo a partir de su jubilación, momento a partir del cual ha vivido exclusivamente para el Señor en una comunión estrecha y profunda con Él”.
En esta línea, ha recalcado su alegría, “no una alegría bullanguera de quien ríe por un chiste, sino la alegría sobrenatural de quien se sabe en las manos de Dios, asentado sobre la roca fundamental que es Cristo, recordando a santa Teresa: ‘Quien a Dios tiene nada le falta, porque solo Dios basta’”.
Por último, don Juan José Asenjo ha apuntado la condición de teólogo del Papa emérito. Al respecto, ha confesado que “estoy convencido de que este Papa ha sido uno de los grandes teólogos del siglo XX y XXI, con una influencia extraordinaria en el devenir del Concilio Vaticano II. De hecho, desde mi jubilación, he tenido ocasión de releer su trilogía sobre Jesús de Nazaret y he podido percibir su hondura y sabiduría teológica. Él ha repensado todos los grandes temas del misterio cristiano en sus obras y, sin duda, nos ha dejado un magisterio para la posteridad verdaderamente luminoso”.