La tarde de este martes 27 de mayo, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, entregó la medalla Pro ecclesia et pontífice a María Luisa Díaz, en el trascurso de una Eucaristía “en su parroquia de toda la vida”, Santa María Magdalena, de Dos Hermanas y, ante la mirada de la Virgen de Valme, a quien le ha servido como camarera durante casi medio siglo”; catequista durante casi 70 años, trabajadora de la Guardería “La Milagrosa”, a cargo de las hijas de la caridad por más de tres décadas, agente de Cáritas, colaborada del Seminario y de las obras sociales de algunas hermandades, además de miembro de la Adoración Nocturna. “En definitiva, estoy en cada momento a disposición de lo que necesite mi parroquia u otras parroquias de mi pueblo, así como la iglesia diocesana en general”.
La homenajeada ha servido a la Iglesia en distintos grupos y labores encomendadas, sin embargo, no es el hacer lo que María Luisa destaca, “sino la unción puesta en cada tarea desempeñada”. En palabras de esta nazarena, “la oración que va intrínseca en cada acción realizada para su Señora”, la Santísima Virgen de Valme.
“Mi servicio consiste en cuidar de mi Señora, como yo la llamo; es decir, velar por el estado de la imagen de la Virgen, que es la protectora y Madre de los nazarenos. También tengo que atender el cuidado de su ajuar”.
Tiene el encargo de preparar los manteles, albas y demás ornamentos sagrados que se utilizan tanto en la parroquia como en la ermita de cuarto para la celebración de misas, funciones y demás actos de culto de la hermandad. “Y, por supuesto, procurar que siempre haya flores debajo del manto de la Virgen, pegaditas a su bendita imagen, que son entregadas a los enfermos. Para mí, esta es la tarea más importante: que sientan cercano el valimiento de Nuestra Madre a través de las flores que Ella porta en su mano y que son un bálsamo para quienes están más necesitados de consuelo y apoyo en momentos difíciles”.
Lo importante – añade Díaz– es la fe vivida día a día a través de la lectura personal del Evangelio, “visitando y adorando a Jesús Sacramentado en el Sagrario, asistiendo a misa y teniendo como ejemplo a María, a la que rezo el rosario todos los días. Por supuesto, vivo la fe en la convivencia con mi familia, con mis amigos y vecinos”.
Profunda gratitud
Sobre la distinción otorgada afirma que “ha sido algo totalmente inesperado”. Nunca pensó que podía recibir un reconocimiento así y, “además de la sorpresa y la profunda gratitud, me supone una gran responsabilidad, al haber sido concedida por la Santa Sede. Quien me conoce sabe bien como soy, una persona que intenta siempre hacer lo que le piden y, sobre todo, ayudar a los demás en la medida de mi capacidad y mis posibilidades. Sinceramente, no creo ser merecedora de esta distinción, pues seguro que hay personas que la merecen más que yo”.
María Luisa Díaz Núñez
Dos Hermanas. Sevilla. (1939)
Feligresa de la Parroquia Santa María Magdalena (Dos Hermanas)
Medalla Pro ecclesia et pontífice
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