El pasado jueves, 13 de febrero, tuvo lugar una vigilia de oración en honor a Santa Teresa de Jesús en el convento del Carmelo de San José, que reunió a más de 200 jóvenes de la archidiócesis de Sevilla, incluyendo las 17 hermanas carmelitas.
Con motivo del V centenario de la Santa los grupos jóvenes de los Maristas, Claret, Salesianas, Jesuitas, Irlandesas, Equipos de Nuestra Señora, Sagrados Corazones, la Salle, Cursillos de Cristiandad, parroquia Santa María de las Flores y San Eugenio, Regnum Christi, Jóvenes Sopeña, Hermandad de los Estudiantes, Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (SARUS), Cristianos UPO, Universidad Loyola y jóvenes de los colegios mayores Hernando Colón, Alborán, San Juan Bosco y La Luz, asistieron al encuentro en honor a Santa Teresa.
A las nueve menos cuarto de la noche, la calle Santa Teresa se encontraba repleta de jóvenes que se disponían a asistir a la vigilia. El acto se inició con el rezo cantado del Ave María por las religiosas, que desde la clausura, inundaron de paz con sus voces el corazón de los jóvenes. La vigilia estaba planteada en torno a tres poemas de Santa Teresa, seguidos de una lectura, su explicación y algunas preguntas que animasen a la introspección, seguidas de varios minutos de silencio.
El primer poema Nada te turbe fue recitado por una de las hermanas y se eligió la lectura de Mateo 14,22-33 para su acompañamiento: ‘¿Por qué dudaste?’ le pregunta Jesús a Pedro. ‘¿A qué tienes miedo tú?, ¿a la violencia que nos rodea?, ¿a la soledad?, ¿al futuro incierto?’.
Vuestra soy, para Vos nací, ¿Qué mandáis hacer de mí? fue el poeme alegido para la segunda parte de la vigilia, cuya lectura fue escuchada en un silencio sobrecogedor que precedió la lectura de Mt 13, 44-46 y el testimonio de la hermana Lucía quien afirmaba que: ‘Al leer a Santa Teresa se encuentra a ella misma en cada línea’.
El tiempo de oración se cumple y los jóvenes se acercaron al altar para dar gracias o compartir sus oraciones: «por los perseguidos por creer en Ti», ‘»por haber hecho posible este encuentro, aquí y con las hermanas», «por los enfermos que no saben que Tú estás con ellos, para que te encuentren en su enfermedad», «por los que no han podido venir»….
Todos recitaron el poema de Santa Teresa Nada te turbe. Por último, el sacerdote dio la bendición y muchos se acercaron a la reja para saludar a las hermanas.