“Así como la Cuaresma es símbolo de nuestro camino en la Tierra, la Pascua lo es de nuestra vida en el cielo”. Luis Rueda, delegado diocesano de Liturgia reflexiona sobre cómo los cristianos debemos vivir estos cincuentas días previos a Pentecostés.
La primera semana de la Pascua se llama la Octava Pascual. “Es una semana dedicada a la mystagogia, es decir, el tiempo en el que los neófitos, que han recibido los sacramentos de la Iniciación Cristiana en la noche santa, profundizan en el significado y vivencia de los dones recibidos. Durante todo el tiempo pascual las oraciones de la liturgia piden por estos nuevos bautizados y expresan la alegría por su incorporación a la Iglesia”.
El tiempo de Pascua es, también, el tiempo del Espíritu, “porque la Iglesia pide, en este tiempo, para que Dios envíe el Espíritu Santo sobre los creyentes. La solemnidad de Pentecostés es el broche de la Pascua, es la fiesta de la efusión del Espíritu Santo”.
Por tanto, “tenemos que tener muy en cuenta que el misterio de Pascua y el misterio de Pentecostés es uno solo, es fruto de la Resurrección, es la donación del Espíritu Santo. Dentro del mismo lapso, los cristianos revivimos el acontecimiento de la venida del paráclito sobre los apóstoles”, explicó.
Pascua es tiempo de celebración permanente
“Toda la cincuentena pascual tenemos que vivirla como si fuera un solo domingo, se trata de la solemnidad de solemnidades”, de allí que durante este tiempo el cirio pascual permanezca ardiendo como la misma Pasión de Cristo, desde la Resurrección hasta Pentecostés”.
En este sentido, la actitud de los cristianos en este tiempo litúrgico, “no puede ser otra que vivir como pascuales, eso quiere decir, que, si durante la Cuaresma nos hemos convertido del pecado, ahora tenemos que vivir como hombres nuevos, recién salidos de la pila bautismal, resucitados con Cristo, viviendo en su máxima expresión todas las virtudes, vivir cada instante como resucitados”.
Rueda explica que, durante la Pascua, el color litúrgico es el blanco. “Se entona nuevamente el Aleluya, los templos lucen exornos florales, se usa el mejor ajuar litúrgico, porque celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte”.
Pascua florida
El delegado de Liturgia describió que la Iglesia celebra dos pascuas a lo largo del año litúrgico. “Pascua, significa paso, el primero lo celebramos en Navidad, cuando Dios se encarna y pasa por este mundo como verdadero Dios y verdadero hombre; el segundo paso es el de Jesús en la cruz antes de retornar al Padre, de allí la expresión Pascua florida”.
Manifiesta que otra forma de profundizar y ahondar en el misterio de la Resurrección es a través del rezo del Vía lucis, las estaciones donde se medita la Resurrección, el camino de la luz. “Igual que hemos seguido los pasos de Cristo camino a la cruz mediante la meditación del Vía crucis, siguimos ahora los pasos de Cristo que se ha convertido en luz del mundo”.
Finalmente, el delegado de Liturgia de la Archidiócesis recomendó vivir estos cincuentas días con alegría y confianza. “Que no decaiga la fiesta de Pascua, debemos aprovechar todas las oportunidades que nos ofrezcan las parroquias para meditar el Vía lucis, para profundizar en las catequesis mistagógicas, para sostenernos en estos días de celebración con el mismo entusiasmo”.