Los Equipos de Nuestra Señora nacieron para ayudar a los matrimonios a descubrir y vivir la riqueza del sacramento a través del diálogo, la oración y la formación. Actualmente la Archidiócesis de Sevilla cuenta con 54 equipos constituidos y dos en formación, lo que se traduce en 280 matrimonios.
Virginia Lacañina y su marido, Luis Martínez, responsables de Difusión de los Equipos de Nuestra Señora, manifiestan que esta realidad significa que en la vida diaria “los matrimonios que pertenecemos a los Equipos de Nuestra Señora adquirimos compromisos que nos ayudan a vivir nuestra espiritualidad. Algunos de ellos son de hábito diario, como la oración conyugal, oración personal y escucha de la Palabra. Aunque parezca difícil sacar estos ratos diarios, la constancia, la ayuda de otros matrimonios y los resultados que va teniendo en la vida, lo hacen posible”.
Dentro de los objetivos que plantean desde el movimiento, testimoniar santidad y felicidad se convierte en unos de sus principales retos. “Dedicamos tiempo cada mes para reflexionar sobre el camino que el Señor nos ofrece para ser santos en lo cotidiano”.
Los Equipos de Nuestra Señora tienen una dimensión internacional – recuerda la pareja –. “Nacieron en Francia en 1939 pero rápidamente se expandieron por el mundo. Se trata de un equipo formado por cuatro o seis matrimonios que junto a un sacerdote se reúnen dos veces al mes, una vez en reunión formal y otra de amistad”.
Explican que el primer Equipo en Sevilla se formó en los años 60. Al respecto, los rasgos más llamativos de la propuesta de espiritualidad conyugal que plantean los Equipos de Nuestra Señora “es la ayuda mutua para profundizar en la fe y en la oración, y el testimonio de vida que surge de esa dinámica de encuentros y trabajo”.
Otros dos semblantes que le dan personalidad propia al movimiento “es que las reuniones se realizan en los hogares, lo que les da calidez e intimidad, y, por otro lado, nuestro compromiso de hacer lo que llamamos `la sentada´ una vez al mes”. Virginia y Luis consideran que “es una herramienta de comunicación valiosísima donde marido y mujer nos sentamos en presencia del Señor y repasamos nuestro proyecto de vida con todo lo que ello implica”.
En los tiempos litúrgicos fuertes, los Equipos de Nuestra Señora plantean habitualmente diversos retiros espirituales. “También nos comprometemos a hacer un retiro anual al menos de dos días, donde los miembros del equipo solos o acompañados de otros matrimonios dedicamos un tiempo más largo de encuentro con el Señor. Para nosotros es importante el sentido de pertenencia del movimiento a la Iglesia. Siendo un movimiento de espiritualidad conyugal, muchos de los matrimonios tenemos un compromiso activo con la Iglesia a través de sus parroquias”.
Las parejas están hechas para la felicidad
Desde los Equipos de Nuestra Señora consideran que “es un tesoro poder compartir la fe con otros matrimonios y la fusión del sacramento conyugal con el ministerio sacerdotal que se experimenta a través del consiliario”.
Afirman que la presencia del sacerdote “es fundamental dentro de los Equipos de Nuestra Señora porque nos ayuda a pesar de todas las dificultades que vamos encontrando por el camino, a vivir el regalo del sacramento del matrimonio. No es una utopía, somos miles de matrimonios en el mundo en este camino, que como dice el padre Caffarel es camino de felicidad”.
Henri Caffarel
El padre Caffarel nació en 1903 en Lyon Francia. Fue ordenado sacerdote en 1930 y murió en Troussures en 1996. En estos momentos está en marcha su proceso de beatificación.
Caffarel tenía una profunda convicción: Las parejas están hechas para la felicidad. El matrimonio es un camino hacia ella, porque el amor que en él se recibe y el amor que en él se entrega son fuente de felicidad. El amor humano es para él, fundamentalmente, un camino de acceso a Dios, por Jesucristo.