El vicario general de la Archidiócesis, Teodoro León, ha publicado una carta circular recordando los plazos de aplicación del Directorio de Iniciación Cristiana hasta su completa entrada en vigor el 1 de septiembre de 2016.
A partir del 1 de septiembre de 2015 (fecha de inicio del próximo curso pastoral) será obligatoria para las parroquias y demás lugares eclesiales para la iniciación cristiana la implantación de los itinerarios típicos de formación especificados en el Directorio. En concreto, se refiere a los de niños –2º, 3º y 5º de Primaria–, los de adultos no bautizados o que no hayan completado su iniciación cristiana, así como las catequesis prebautismales de padres y padrinos.
El vicario general recuerda también la necesidad de recibir el sacramento de la Confirmación previo al Sacramento del Matrimonio, que será de plena aplicación a partir del 1 de septiembre de 2016. De este modo, se deberán consultar a la Curia diocesana los casos en que exista una dificultad grave que impida que los contrayentes hayan sido confirmados con anterioridad al Matrimonio.
Además, como la duración ordinaria de la preparación a la Confirmación en los adultos es de un curso pastoral completo, se insta a los párrocos a que adviertan cuanto antes a los responsables de los templos no parroquiales de su feligresía que no deben aceptar compromisos de reserva de fechas de boda sin que les conste que los futuros contrayentes se han entrevistado previamente con el párroco propio. Así mismo, es obligatoria la autorización de la Delegación episcopal para los Asuntos Jurídicos Sacramentales en el caso de contrayentes extranjeros.
El vicario general recuerda, por último, las condiciones que deben reunir los padrinos de bautismo, que están recogidas en el Código de Derecho Canónico: entre otras, que sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el santísimo sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir. En este sentido, Teodoro León insiste en que no conviene demorar, más allá de lo pastoralmente posible, la exigencia de estas condiciones. Si es necesario, se debe incentivar la participación de los candidatos a padrinos en los grupos parroquiales de formación de adultos.