Un año más, la muestra anual de dulces de conventos de clausura de la Archidiócesis de Sevilla ha cerrado sus puertas al agotarse las existencias antes de la fecha prevista. Las buenas temperaturas durante el puente de la Inmaculada y la tradicional acogida que esta cita tiene entre los sevillanos ha hecho que los siete mil kilos de dulces que han llevado los veinte conventos participantes en esta edición, la treinta y nueve, literalmente hayan volado.
A la vista de la experiencia de años anteriores, este dato ya no representa una novedad, pero, no obstante, la noticia ha sido acogida con la lógica satisfacción por los organizadores. Claudia Hernández, una de las coordinadoras de la muestra, ha subrayado que “los productos se agotaron en dos días, gracias a que muchísimas personas han pasado por el Palacio Gótico y han colaborado generosamente comprando los dulces de nuestras monjas”. Hernández califica la experiencia de este año como “un éxito total”: “Gracias a Dios se vendió todo un día antes de lo previsto, y sentimos muchísimo que los que fueron el día 8 no se encontraran ya nada, pero es que los sevillanos, como siempre, han respondido fenomenal”. “Se nota que esto ya es una tradición, que quieren a sus monjas y que, efectivamente, los dulces están exquisitos, porque vuelan”, ha añadido.
Por su parte, José Ángel Martín, vicario para la Vida Consagrada, ha agradecido a los sevillanos su participación para que, “un año más, la exposición repostera haya sido un éxito”. El vicario ha extendido este agradecimiento a “las voluntarias que han trabajado ahí incansablemente, a las personas e instituciones que han colaborado”, entre ellas el Alcázar y el Ayuntamiento sevillano.
(Foto: ABC.es. Manuel Gómez)
