“La liturgia tiene sus normas, pero prevé cierta creatividad en algunos aspectos”

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

Luis Rueda es delegado diocesano de Liturgia y prefecto de Liturgia del Cabildo Catedral. Nos recibe en su despacho de la Parroquia del Sagrario de la Catedral, donde ya se trabaja para preparar los actos con motivo de la celebración de la festividad de la Ascensión de la Virgen, los ‘días de la patrona’. Nos habla de su relación personal con la Virgen de los Reyes y, como experto liturgista, nos aclara algunas cuestiones relacionadas con aspectos llamativos de las tradiciones sevillanas, «siempre desde el respeto a la institución».

¿El Cabildo Catedral puede ejercer una función didáctica en materia de liturgia?

De hecho, debe de servir como ejemplo para toda la diócesis porque la Catedral es el lugar de celebración del obispo, es como su parroquia. Las celebraciones episcopales deben ser, por tanto, especialmente cuidadas tanto en cuanto contamos con más medios. No en vano, el obispo encarga a un número de sacerdotes, el Cabildo, que lleven a cabo las celebraciones más solemnes. Particularmente, creo que sí es ejemplo, ya que muchas de las cosas que hacemos aquí se imitan en las parroquias.

En esa línea, el Cabildo podría considerarse también un garante de tradiciones sevillanas ¿Cómo las cuidan?

En la liturgia está, naturalmente, lo que dicen los libros litúrgicos, pero también las cuestiones consuetudinarias, esto es, las costumbres propias que cada diócesis tiene. Esto va desde la celebración de los santos propios, que se celebran con más solemnidad, y también otras costumbres que pertenecen a las tradiciones religiosas propias de Sevilla, como el baile de los seises. Éstas, precisamente, tratamos de cuidarlas y de potenciarlas.

Por los templos pasan cada día miles de turistas, muchos de ellos en shorts, tirantes, vestidos cortos, etc, máxime en este tiempo estival ¿Cómo casa esto con el respeto a un templo? ¿Y con la participación litúrgica?

Creo que el criterio fundamental es saber comportarse, vestir y estar dependiendo del lugar en el que nos encontremos. Yo siempre digo que nadie va en esmoquin a la playa, por tanto, tampoco sería lógico venir vestido de playa a una boda o a cualquier otro sacramento. Esto ocurre también en los lugares costeros, donde la gente se arregla para salir aunque estén en ambientes de playa. En mi opinión, cada persona y cada lugar merece un respeto y la iglesia no es una pasarela de moda.

Entonces, ¿cómo se puede llamar la atención en este sentido?

Esto es muy difícil, ya que no podemos poner un portero que decida quién entra y quién no, aunque haya sitios donde sí los hay. Nosotros debemos hacer una llamada de atención a la conciencia de cada uno para que vengan a la iglesia con cierto decoro. La norma es que se adecue el vestido al lugar donde vas a acudir, como norma de urbanidad y respeto. No creo que sea algo ilógico.

Hablemos de la liturgia como disciplina teórica, ¿se trata de una materia cerrada o se puede innovar o reinterpretar en algún campo?

La liturgia tiene sus normas, es decir, de por sí requiere que siempre se haga más o menos igual. Así mismo, tiene una parte de ritualidad y el mismo hombre pide que se repita. Por tanto, se pide que cada celebración sea idéntica a la anterior. Por ejemplo, una boda no debe diferenciarse demasiado de otra boda porque si no, no sabríamos identificarla como tal. Ahora bien, dentro de estas normas, los propios libros litúrgicos prevén cierta creatividad, como en los cantos. Hay una estructura que permanece y dentro de ésta algunas cosas pueden ir cambiando.

¿Esta posibilidad de cambios podría aplicarse a tradiciones tan sevillanas como la procesión del Corpus? ¿O hablamos de algo con un formato intocable?

La procesión del Corpus consiste en que el pueblo de Dios camine adorando al Santísimo Sacramento, esto es lo intocable. Todo lo demás son costumbres y tradiciones que pueden ir cambiando. De hecho, cada procesión del Corpus, según donde se celebre, se organiza de una u otra forma. Esto se debe a la idiosincrasia de cada pueblo o ciudad.

Ha hablado de los cantos en las misas. Cómo liturgista, ¿qué preferencias tiene en materia musical dentro de las celebraciones?

La música eleva el espíritu, por tanto, el criterio para determinar las preferencias de la música y el canto en la celebración es que vale sólo aquello que haga participar a los fieles en el misterio que se está celebrando.

¿Hay algo que considere inoportuno o inconveniente en este ámbito?

No vale cualquier música. La Iglesia siempre ha preferido la música gregoriana o los cantos corales. Las músicas no litúrgicas, es decir, las profanas, se escuchan particularmente en las bodas. Normalmente a los novios les gustan canciones que no están destinadas a la liturgia o de cantantes ateos. Esto suele estar fuera de lugar y debe evitarse porque no ayuda a participar en el sacramento, sino que distrae.

Ya que se acerca la fecha, ¿cómo es la relación que mantiene este sevillano con su patrona? ¿La devoción a la Virgen de los Reyes estaba presente en su vida antes de formar parte del Cabildo?

Pues sí, esa devoción estaba antes de entrar en el Seminario. Desde entonces el amor a la Virgen lo hemos tenido en primer plano y, por supuesto, el amor a la patrona de Sevilla. Pero una vez siendo canónigo se ha incrementado por el hecho de tenerla tan cerca.

¿Cómo se celebran litúrgicamente en la Catedral los actos de la patrona? ¿Hay alguna recomendación para sacerdotes o parroquias?

Naturalmente aquí lo celebramos con una solemnidad muy grande porque es uno de los misterios más antiguos de la Virgen. En esta cita tan solemne tendremos una Eucaristía presidida por el Arzobispo el día 15 de agosto después de la procesión. Además, coincide que veneramos a la Virgen con un nombre específico, la Virgen de los Reyes, que es nuestra patrona. Así, preparamos esta festividad con una novena y la seguimos durante ocho días, después del día de la Virgen. La procesión que tendrá lugar este día discurre por las gradas bajas, es decir, por la calle. Por otra parte, habrá cuatro días de besamanos, dos antes del 15 de agosto y otros dos después.

Respecto a las parroquias, les recomendamos que lo celebren con toda la solemnidad que puedan porque es la pascua de la Virgen.

¿Cómo se acoge en la Catedral a tantos visitantes ese día? ¿Qué actividades o celebraciones están previstas?

Es imposible concretar actividades, por eso sólo tenemos celebraciones cada hora desde las cinco de la mañana. El «problema» es que hay muchísimos peregrinos que llegan desde los pueblos a diferentes horas y esta es la única manera de acogerlos adecuadamente.

Cambiando de tema, el Cabildo colabora económicamente de una forma importante en las restauraciones de otros templos de la Diócesis ¿Cree que los sevillanos valoran aspectos tan positivos como este?

Muchas veces falta información. Pasa lo mismo con Cáritas o con cualquier otra entidad católica. La gente sabe que ayudamos, que hay comedores sociales, que se restauran iglesias, etcétera, pero la mayoría de las veces no saben de dónde viene el dinero que financia todo esto. Por otra parte, suelen no identificar estas actividades con la Iglesia. Por ejemplo, la mayoría no sabe que un alto porcentaje de los beneficios adquiridos con la venta de entradas turísticas en la Catedral va destinado a pagar el salario a nuestros trabajadores. Hay empresas que han reducido personal o el sueldo de sus empleados, pero nosotros, desde que comenzó la crisis, nos dijimos que a nuestros trabajadores no se les tocaría ni un céntimo, y eso se ha cumplido.

Por último, ¿qué nota nos pondría a los sevillanos en materia de liturgia?

Bastante alta, un notable por lo menos, porque se lleva trabajando desde hace muchísimos años desde la Delegación de Liturgia en este tema. De hecho, se creó el Instituto de Liturgia para Seglares que ayuda a sensibilizar y concienciar respecto a este asunto. Lo mismo ocurrió con la creación de ministerios laicales. Además, a nuestro pueblo por idiosincrasia le gusta hacer las cosas bien y eso se nota.

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