La aplicación del Directorio de Iniciación Cristiana se concreta en un incremento del 120% de confirmaciones

Archidiócesis de Sevilla
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El 1 de septiembre de 2016 alcanzó “valor de ley” todo el articulado del Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana, un texto que regula la pastoral de los sacramentos de la iniciación: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. El texto entró en vigor para los itinerarios, entre otros, de niños y adultos durante el curso pastoral 2015-2016, y a día de hoy ya se pueden constatar algunos efectos de esta normativa diocesana con la que se ha buscado una unidad básica de criterios pastorales.

El vigente Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana es el tercero que se promulga en la Archidiócesis hispalense tras el Concilio Vaticano II, y evidencia una toma de conciencia de la importancia de estos sacramentos. En su introducción se avanza uno de los objetivos: “fortificar la fe de los catequizandos, de sus familiares (padres y padrinos) y de la comunidad cristiana que los sostiene y acompaña”. De ahí que se haya revisado la catequesis, orientándose a un modelo “adecuado, progresivo, orgánico, completo y sistemático”.

Un 120% más de confirmaciones

ConfirmacionesDesde su entrada en vigor son varias las novedades significativas que emanan del Directorio. Una de las que más ha llamado la atención es la unificación del catecumenado en un proceso unitario, hasta el punto que se compara la Iniciación con “un noviciado de toda la vida cristiana”. Esto comporta, como primera consecuencia, una mayor conciencia de la necesidad de una fe madura, así como la revitalización del sacramento de la Confirmación, algo que se ha plasmado en un aumento significativo durante el año 2016. De las 10.519 confirmaciones celebradas en 2015 se ha pasado a 23.178 durante el pasado año. Un incremento del 120% que se explica, entre otros motivos, por la necesaria preparación de los padrinos, lo cual constituye hoy, junto al rol de los padres, “una de las mayores y más graves preocupaciones de los pastores ante la carencia de signos de vida cristiana que se observa en un buen número de padres, apenas evangelizados y que mantienen actitudes de indiferencia y de alejamiento de la comunidad eclesial y de la práctica religiosa”, según se subraya en el propio Directorio. Al respecto, el Obispo auxiliar ha venido reiterando en diversos foros que “no podemos seguir actuando como si continuáramos viviendo en una sociedad homogéneamente cristiana”.

La catequesis y las familias

La catequesis, que en algunos casos pudo ser considerada casi como un trámite previo a la celebración del sacramento, adquiere ahora una nueva dimensión. Un ejemplo práctico es el aumento de uno a tres días para los cursillos prebautismales, lo que redunda en “una mayor calidad de la formación que se recibe en un momento muy propicio para salir al encuentro de la familia”, según destaca una de las cinco mil catequistas con las que cuenta la Iglesia en Sevilla. Monseñor Santiago Gómez, en la presentación del Directorio a la Archidiócesis, advirtió que nos tendremos que acostumbrar a “considerar la catequesis como el camino que se sigue para llegar a ser cristiano”. Más allá de ser entendida como una simple “instrucción religiosa”, algo preliminar a un sacramento, la catequesis es –recogiendo el magisterio de Benedicto XVI- “parte constitutiva del sacramento mismo”.

Por otro lado, este último año se ha observado una mayor implicación de las familias en el proceso de iniciación cristiana de los más jóvenes. De hecho, en el Directorio se plantea un nuevo escenario ante el despertar religioso del niño, que se calcula en torno a los seis años de edad. Es ahí donde se sitúa al entorno familiar como el adecuado para despertar esa dimensión religiosa.

Mayor madurez

Iniciacion CristianaTanto párrocos como catequistas coinciden al afirmar que se atisba una mayor madurez en los catecúmenos, que encaran la catequesis como un proceso unitario que no se corta tras la celebración de cada sacramento. Es cierto que el Directorio ha planteado cambios sobre prácticas muy consolidadas tras décadas de aplicación, pero para ello se estableció un período suficientemente amplio en el que tanto párrocos, como catequistas, familias y catecúmenos han podido “acoger y conocer” las disposiciones de una nueva pastoral de la Iniciación Cristiana. Con todo, los párrocos constatan que este camino no ha hecho más que comenzar, y son continuas las cuestiones que los fieles plantean sobre la base de una casuística que se deriva de las condiciones de vida y relaciones sociales que se dan en nuestro entorno social. Antes esto, la receta es clara: acogida y un talante pastoral misionero, romper con inercias propias de otra época y propiciar lo que monseñor Juan José Asenjo definió como “un estilo de vida alternativo al que nos brinda la cultura secularizada”. Es el reto de una Iglesia en misión con el horizonte de la evangelización.

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