Santa Teresa de Jesús guiada por los ángeles. Convento del Santo Ángel (Sevilla)
El 12 de marzo de 1622 tuvo lugar en Roma la histórica canonización de San Isidro Labrador, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri por el Papa Gregorio XV. Continuamos presentando una imagen de cada uno de estos santos, trayendo hoy esta interesante pintura del Convento del Santo Ángel de la santa mística de Ávila.
En la nave central de la Iglesia del Convento del Santo Ángel de Sevilla se encuentra una serie dedicada a los ángeles compuesta por seis pinturas: Abrahán y los tres ángeles, San Rafael y Tobías, San Isidro ayudado por los ángeles, la lucha de Jacob y el ángel, la Virgen del Carmen amparando a la Orden Carmelita y Santa Teresa guiada por los ángeles. Según Fray Juan Dobado, a quien agradecemos la información facilitada para la redacción de este artículo, son obras relacionadas con el taller de Zurbarán, concretamente de los hermanos Polanco, Francisco y Miguel, realizadas entre 1646 y 1649.
De Francisco Polanco sabemos que nació en Cazorla (Jaén) en el primer cuarto del siglo XVII, muriendo en 1651, mientras que de su hermano Miguel carecemos completamente de noticias. Del primero se conserva en la Catedral un San Juan Bautista, y un Apostolado en el Museo de Bellas Artes procedente del Convento de los Capuchinos. Como obra de ambos se atribuyen varias pinturas del retablo mayor de la Iglesia de San Esteban, así como esta serie del Santo Ángel.
La composición de la escena de la obra que hoy nos ocupa, Santa Teresa guiada por los ángeles, se inspira en el grabado de Adrian Collaert y Cornelio Galle, realizado para la obra “Vita Beata Virginis Teresiae a Iesu”, publicada en 1613 encargada por Sor Ana de Jesús y representa un curioso episodio de la vida de la santa abulense, que narra cómo yendo de camino al Convento de Salamanca, de noche para evitar el calor, Santa Teresa y su compañera, tras haberse perdido, son guiadas por dos ángeles con antorchas encendidas.
Así, vemos a la derecha del espectador a la santa con un bastón en la mano y con el escapulario del hábito recogido para andar más cómodamente, acompañada de otra monja que la mira señalándole los dos ángeles que se sitúan ante ellas, como abriéndole camino en medio de la oscuridad de la noche. Ambos visten ropajes de vivos colores y llevan unos cirios encendidos que iluminan la escena; uno de ellos dirige su mirada hacia las dos carmelitas, mientras que el otro, que mira al frente, parece mostrarles el camino con su mano dirigida hacia adelante.
En la canonización de 1622 cada santo pone de relieve un aspecto de la Iglesia de la Contrarreforma; así, Santa Teresa representa el éxito de la reforma de las antiguas órdenes religiosas y su fuerza contra el protestantismo.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural