‘Entre monjas y frailes’ (Páginas del Sur, 2017) es el título del último libro del doctor Ismael Yebra, presentado recientemente en la Fundación Cajasol, un acto que contó con las intervenciones del Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo; el presidente de la Fundación, Antonio Pulido; y el periodista Carlos Navarro.
Se equivocarán quienes busquen en esta obra una guía artística de la Sevilla oculta. ‘Entre monjas y frailes’ quiere ser una aproximación a las rutinas diarias de los numerosos conventos de la diócesis, una realidad que el autor conoce y respeta bien. “Dios llamó a algunos para la vida contemplativa y a mí me llamó para que la cuente”, apuntó.
Buena muestra del cariño que profesa Yebra a los protagonistas de su obra es la defensa que hizo del modo de vida conventual: “algunos piensan que el mundo contemplativo es absurdo, cuando es imprescindible”, subrayó, para más adelante afirmar que “un cenobio no es una prisión, sino una liberación. Un monje se aparta de la carrera absurda hacia ninguna parte que impera en esta sociedad”. En esta línea, monseñor Asenjo añadió que “un convento es una turbina de energía sobrenatural”.