Homilía en misa de acción de gracias por la reapertura de la misa de Aznalcóllar

Archidiócesis de Sevilla
Archidiócesis de Sevillahttps://www.archisevilla.org/
Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

Homilía en misa de acción de gracias por la reapertura de la misa de Aznalcóllar

Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses. Misa de Acción de Gracias por la reapertura de la Mina de Aznalcóllar. Parroquia del Sagrario de la Catedral. 29 de junio de 2025. Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles.

  1. «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18). Hoy celebramos con toda la Iglesia universal la solemnidad de san Pedro y san Pablo. Pedro es el apóstol escogido por el Señor para ser fundamento visible de la unidad eclesial, el humilde pescador de Galilea que, con sus luces y sombras, sus aciertos y negaciones, fue transformado por la gracia en roca firme de la fe. Pablo es el Apóstol de los gentiles, el que predicó incansablemente a Cristo. En este día, en que veneramos su testimonio y martirio, nos congregamos en esta Eucaristía con un motivo muy especial: dar gracias a Dios por la inminente apertura de la Mina de Aznalcóllar, tras veintisiete años de sufrimiento, de lucha y esperanza.
  2. Saludos.
  3. Nuestra celebración tiene lugar en la Parroquia del Sagrario de la Catedral, testigo silencioso de tantas noches de vigilia, oración, dolor y dignidad. Aquí, durante más de 270 noches, los mineros de Aznalcóllar y sus familias encontraron no solo un refugio físico, sino también espiritual. La Iglesia les abrió las puertas, porque el corazón de la Iglesia siempre ha estado abierto al sufrimiento del pueblo, como una madre que no abandona jamás a sus hijos. Hoy regresáis a esta misma casa, queridos aznalcolleros y aznalcolleras, no ya con el ceño fruncido por la incertidumbre, sino con el alma henchida de esperanza. El Señor ha escuchado vuestro clamor. Como el pueblo de Israel tras el exilio, volvéis con alegría al templo para ofrecer vuestro agradecimiento. En palabras del Salmo 27, tantas veces invocado: «Espera en el Señor, ten ánimo, sé valiente. Espera en el Señor». Y vosotros habéis esperado con fe y perseverancia.
  4. En estos años, se ha forjado un vínculo profundo y fecundo entre la comunidad minera de Aznalcóllar y la Iglesia. Un vínculo que ha nacido del sufrimiento, ciertamente, pero también del Evangelio. La Iglesia no tuvo soluciones técnicas ni administrativas, pero ofreció lo más valioso que puede ofrecer: la escucha, la cercanía, el consuelo y la oración. No solo en aquellos días del encierro, sino durante los largos años que siguieron, cuando la esperanza parecía desvanecerse. Vuestra comunidad parroquial, vuestros párrocos, las autoridades diocesanas, han seguido acompañándoos, intercediendo por vosotros, sosteniendo vuestra esperanza.
  5. Esta reapertura, o podemos decir, esta apertura, porque es una mina nueva, no es únicamente una noticia económica o laboral, sino un signo de restauración. Es un mensaje claro de que Dios no abandona a su pueblo. El mismo Dios que acompañó a Pedro en su prisión, como hemos escuchado en la primera lectura (Hch 12,1-11), también ha estado presente en esta historia. San Pedro fue liberado por el ángel del Señor en medio de la noche. También vosotros habéis sido liberados de una larga oscuridad, guiados por la luz de la fe. La reapertura de la mina no es una meta, sino un nuevo comienzo. Un comienzo lleno de retos, de exigencias, de trabajo responsable, pero también de grandes oportunidades. Hoy el pueblo de Aznalcóllar puede mirar al futuro con dignidad recuperada. La dignidad del trabajo, que como enseñó el Papa León XIII en la encíclica Rerum Novarum, es elemento esencial de la vida humana, fuente de realización personal y de progreso familiar y social.
  6. La Iglesia no ha dejado nunca de enseñar que el trabajo no es solo un medio para ganar el pan, sino una participación en la obra creadora de Dios. Por eso, cuando la mina se cerró por aquel desastre ecológico hace 27 años, no solo se paralizó una actividad económica: se quebró una esperanza. Hoy, con esta apertura, comienza una etapa nueva que debe ser vivida con espíritu cristiano: responsabilidad, justicia, fraternidad, cuidado mutuo y respeto a la creación. No olvidemos, hermanos, que la apertura de la mina ha ido acompañada de legítimas preocupaciones medioambientales. La Iglesia, fiel al Magisterio del Papa Francisco en Laudato si’, no puede ignorar que el cuidado de la casa común es una obligación moral. Pero precisamente por eso, afirmamos con alegría que se han cumplido, según las autoridades competentes, todos los requisitos para garantizar un desarrollo sostenible. No hay contradicción entre trabajo y ecología, cuando ambos se integran en una visión cristiana de la dignidad humana y la responsabilidad sobre la tierra.
  7. El pueblo de Aznalcóllar ha sido, durante estos años, tierra de siembra oculta. Dios ha cultivado en vosotros virtudes preciosas: la paciencia en la espera, la unidad en la lucha, la fe en medio del dolor, la capacidad de reinventarse sin perder la esperanza. Y ahora comienza la cosecha. Como los mineros extraen lo mejor de la tierra, también el Señor ha extraído de vuestro corazón lo más noble y verdadero. Permitidme recordar con gratitud al querido Cardenal Amigo Vallejo, cuyo gesto generoso de abrir las puertas de esta Catedral permanece grabado en la memoria del pueblo. Él fue imagen del Buen Pastor que conoce a sus ovejas y no las abandona. También quiero agradecer a cuantos en aquellos años difíciles os ofrecieron alimento, abrigo y sobre todo humanidad. Aquella presencia prolongada en los escalones del Sagrario y en la Puerta de San Miguel, fue un testimonio de dignidad y fe, que toda Sevilla contempló con respeto.
  8. En esta Eucaristía están presentes, sobre el altar, los signos de vuestra identidad espiritual: el Simpecado de Nuestra Señora de Fuente Clara, vuestra Patrona, y la imagen de Santa Bárbara, protectora de los mineros. Ellas han sido compañeras silenciosas en vuestra espera. A ellas se han elevado durante años vuestras súplicas. Hoy las traéis como ofrenda de gratitud, sabiendo que su intercesión ha sostenido al pueblo en estos años de travesía. La segunda lectura, tomada de la carta de San Pablo a Timoteo, nos recuerda: «He combatido el buen combate, he terminado la carrera, he mantenido la fe» (2 Tim 4,7). También vosotros habéis combatido el buen combate, y lo habéis hecho unidos, sin perder la fe, sin ceder al resentimiento ni a la desesperanza. Esta victoria es también una victoria del espíritu, de la fe que no se rinde, de la comunidad que no se rompe.
  9. Permitidme ahora una palabra dirigida especialmente a las autoridades aquí presentes: políticos, representantes sindicales, empresariales y sociales. Esta apertura de la mina no debe quedarse en un logro puntual, sino ser semilla de futuro. Es hora de invertir en formación, en seguridad laboral, en desarrollo humano integral. Es hora de reconstruir un tejido social sano, que se aleje de la droga, del desánimo, del asistencialismo estéril. Contáis con una comunidad viva, fuerte, ilusionada. No la defraudéis. Hoy habéis venido hasta esta Catedral varios centenares de personas desde Aznalcóllar, y lo hacéis en unidad, sin distinción de ideas, unidos por un motivo noble. Esto es ya un signo precioso del Reino de Dios: ver a trabajadores, autoridades, creyentes y no creyentes, todos compartiendo el mismo banco, rezando a un mismo Padre. Así se construye la paz social, así se edifica una sociedad reconciliada.
  10. El Evangelio proclamado nos recuerda la confesión de Pedro en Cesarea: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». Esta fe es la roca sobre la que se construye la Iglesia. Que también para vosotros, queridos hermanos, esta fe sea la roca sobre la que edifiquéis ahora vuestra vida personal, familiar y laboral. No pongáis vuestra seguridad solo en el empleo recuperado, sino en el Dios que no falla. Así, cualquier adversidad futura será llevadera, porque no estaréis solos.
  11. Para concluir, elevo con vosotros esta acción de gracias al Padre, por el camino recorrido. Doy gracias por vuestra constancia, por vuestra unidad, por vuestra fidelidad a la Iglesia. Os animo como pastor a vivir este nuevo tiempo con alegría, responsabilidad y fe. Que el Señor, que comenzó en vosotros esta obra buena, la lleve a término. Y que la Virgen de Fuente Clara y Santa Bárbara os acompañen siempre. Así sea.

The post Homilía en misa de acción de gracias por la reapertura de la misa de Aznalcóllar first appeared on Archidiócesis de Sevilla.

Ver este artículo en la web de la diócesis

Contenido relacionado

Cultos en Sevilla en honor al Sagrado Corazón de Jesús

La Parroquia de los Sagrados Corazones de San Juan de Aznalfarache...

Evangelio de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, en Lengua de...

Evangelio de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles,...

Las propuestas eclesiales a la cumbre de la ONU, en los programas diocesanos de...

La próxima semana, Sevilla acogerá la IV Conferencia de Financiación para...

Enlaces de interés

ODISUR
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.