La madrugada del sábado 18 de marzo, partió a la Casa del Padre, el sacerdote religioso de los Sagrados Corazones, Alberto Pereda Martínez de Osaba, quien era párroco de San Marcos, de Sevilla y se encontraba en Madrid en tratamiento médico.
El próximo jueves 23 de marzo se celebrará una Eucaristía funeral en la Parroquia de San Marcos a las ocho de la tarde para pedir al Señor por su eterno descanso. La Archidiócesis ruega al Señor que le conceda el descanso eterno a aquel que sirvió con generosidad a su Iglesia y a sus familiares les dé el consuelo y la esperanza en la Resurrección.
Sobre su amplia trayectoria pastoral
Alberto Pereda Martínez de Osaba nació en Miranda de Ebro (Burgos), el 7 de junio de 1942. Entró a estudiar bachillerato en la Escuela Apostólica de los Sagrados Corazones de Miranda de Ebro y después pasó a hacer el noviciado en San Miguel del Monte (Burgos), donde profesó como religioso de los Sagrados Corazones el 8 de septiembre de 1960. Hizo los estudios eclesiásticos en el Escolasticado de los Sagrados Corazones, cursando filosofía en San Miguel del Monte y teología en El Escorial (Madrid), donde hizo la profesión perpetua el 8 de septiembre de 1963 y fue ordenado diácono el 13 de diciembre de 1965. Recibió la ordenación sacerdotal en Madrid el 26 de marzo de 1966.
A los pocos meses de ser ordenado, fue enviado a Kinshasa (República Democrática del Congo), para fundar la misión de la Congregación en la capital del país. En 1970 fue nombrado superior de la comunidad y encargado de la misión.
En 1980 regresó a España y fue destinado a la Parroquia San Braulio, en Madrid, donde fue nombrado párroco y maestro de novicios. Fue consejero provincial entre 1981 y 1984. En 1983 formó parte también del Equipo de Pastoral Juvenil y Vocacional. En 1995 va como misionero a Paraguay y es destinado a la Parroquia Santa Catalina, en la ciudad de Fernando de la Mora, donde permanecerá durante 23 años. Muchos de esos años, prestó también allí los servicios de párroco y superior de la comunidad.
En 2018 regresó a España definitivamente y se integró en la Provincia Ibérica. Fue destinado a la Parroquia de San Marcos, en Sevilla, donde ha sido también párroco y superior de la comunidad. Allí le sorprendió la enfermedad el pasado otoño y, cuando empezó a necesitar de cuidados especiales, fue destinado a la comunidad de El Escorial, donde ha permanecido los últimos tres meses de su vida. Él, que se ha caracterizado por el cuidado a los demás, ha podido recibir también los cuidados de muchos en este último medio año, primero en Sevilla y después en El Escorial.