Esperanza y vida

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

Iniciativa de la Hermandad de la O a favor de la vida.

En marzo de 2004 comenzó a gestarse en la calle Castilla el germen de un proyecto que, casi una década después, vemos convertido en una hermosa realidad y un ejemplo de lo mucho y bueno que se lleva a cabo desde las hermandades a favor de los más necesitados. El proyecto Esperanza y Vida surgió en el contexto de la preparación del expediente de solitud de la coronación canónica de la titular de la Hermandad de la O. Como destacan desde la Junta de Gobierno, «teníamos bien claro y presente que uno de los pilares que debían sostener todo lo relativo a la coronación era la puesta en marcha de una importante obra social».

Ayudar a las madres en su embarazo

Este proyecto va dirigido a las mujeres gestantes en situación de marginación o vulnerabilidad. Pone a su disposición los recursos necesarios para favorecer el desarrollo normal de un embarazo así como la evolución posterior del niño nacido y la inclusión socio-laboral de la mujer, ayudándola en la búsqueda de empleo. Su objetivo no es otro que propiciar que la mujer se sienta apoyada, comprendida y respetada, que encuentre un lugar donde pueda expresar con libertad sus miedos y dudas ante el embarazo, y su papel como madre.

Las mujeres suelen llegar a la Fundación procedentes de distintas entidades: Cáritas parroquial, bolsas de la caridad de hermandades, entidades sociales, etc. Pero la vía que hasta ahora ha demostrado mejor su eficacia es el boca a boca, el testimonio en primera persona de una madre que ha dado a luz y que ha encontrado ayuda y consuelo en el camino. Las mujeres son recibidas por un equipo que las atiende, y con el que se va creando una confianza mutua. Durante los siguientes meses de embarazo, la preocupación de Esperanza y Vida se centra en el bienestar de la madre y de su futuro hijo, garantizando unos mínimos servicios: alojamiento, luz y asistencia médica.

La ayuda no termina con el parto

Como se encargan de subrayar desde la corporación trianera, en la mayoría de los casos no todo termina tras el parto. La madre y el recién nacido son atendidos por el equipo técnico de la Fundación que, tras un análisis de la situación, asigna una partida económica para unos gastos que van desde el alquiler de la vivienda hasta la compra de alimentos con vales de economato social o a través del Banco de Alimentos, pasando por medicamentos y otras necesidades que son analizadas de forma individualizada y salvaguardando el lógico respeto a la intimidad de la madre.

En la Fundación se concede una gran importancia a la inserción laboral. El proceso no es fácil, ya que un buen número de estas mujeres adolece de una baja cualificación profesional, sin olvidar la problemática de las extranjeras a las que atienden, muchas de ellas en situación irregular. Como punto de partida se fomenta el autoempleo, y en estos años pueden presentar casos positivos con pequeñas iniciativas empresariales que han salido adelante (una peluquería, pequeños comercios…). Para ello se ofrece una formación adecuada, con cursos de formación para la búsqueda de empleo.

«Mujeres para quitarse el sombrero»

El perfil de las mujeres que atienden es muy diverso. Ayudan a mujeres que se han visto abocadas a situaciones límite, madres abandonadas, prostitutas, inmigrantes sin papeles, mujeres solas, maltratadas… En los primeros contactos aspiran a conseguir que «las mujeres se encuentren a gusto y que sean capaces de transmitir sus penas, sus ansiedades». Como ellos mismo indican, «es un proyecto que no tiene fin, hasta que los niños vayan a la mili si hace falta». Jesús, Irene, Elena, Sonia y Rocío son algunas de las personas que dedican su tiempo en la hermandad a esta iniciativa con la que han conseguido ayudar a más de cien niños. Hablan de las madres con respeto y admiración -«mujeres para quitarse el sombrero»-, y lo primero que valoran de ellas es la decisión de tener a sus hijos a pesar de unas circunstancias que, en la mayoría de los casos, resultan «terribles». «Salen adelante cada una con sus capacidades», añaden.

Y es que cada jornada en la Fundación es distinta, una sorpresa diaria: «Abrimos la puerta y no sabemos, quien va a entrar», señalan. Todos dejan claro que la Fundación no es un lugar «donde ir a pedir». Por eso, se esfuerzan en concienciar a las madres de que, más allá de lo que puedan recibir en Esperanza y Vida, «deben moverse de forma activa para encontrar la solución a su situación económica y personal». El mañana depende de ellas.

Futuro con esperanza

Un solo niño en el mundo avalaría cualquier iniciativa a favor de la vida. En el caso de esta Fundación nacida en el seno de la Hermandad de la O, más de cien criaturas tienen la oportunidad de mirar el futuro con esperanza, y esto es lo que sigue moviendo las conciencias de los voluntarios y colaboradores de Esperanza y Vida. Por si eso no bastara, las experiencias de estas madres, que cuentan su paso por la calle Castilla como el punto de partida de una nueva etapa, es el mejor regalo para cuantos siguen haciendo posible que la vida sea la mejor opción. La única opción.

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