Entrevista al delegado de Misiones, Eduardo Martín

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

Eduardo Martín Clemens, Delegado Diocesano de Misiones.

‘Yo soy uno de ellos’ es el lema de la jornada dedicada a la infancia misionera que se celebra el cuarto domingo de enero organizada por Obras Misionales Pontificias (OMP), una institución presente en 130 países que promueve la ayuda recíproca entre los niños del mundo.

Eduardo Martín Clemens es delegado diocesano de Misiones en Sevilla, miembro de la Permanente del Consejo Nacional de Misiones de la Conferencia Episcopal y de la OMP, y, sobre todo, un activista convencido de la necesidad de sembrar la semilla misionera entre los más jóvenes.

¿Es la Infancia Misionera la hermana pequeña del Domund?

El Domund es lo que más suena y la Infancia Misionera se queda como la hermana pequeña. Y lo es doblemente. Por una parte son los pequeños los protagonistas, niños que ayudan a otros niños. Por otra parte es pionera de la defensa de la infancia.

¿Supuso un adelanto a la corriente protectora de la infancia en el siglo XX?

Nació en 1843, como una iniciativa del obispo francés Forbin-Janson, que invitó a los niños de todo el mundo a asumir la problemática que tienen otros niños que no han tenido sus oportunidades. Aquí entra la ayuda material y la espiritual. Los niños rezan por los niños y ayudan, con sus propios recursos, a otros niños. Si vemos las fechas, esta jornada se adelantó 80 años a la primera Declaración en Ginebra de los derechos del niño, y ya funcionaba perfectamente más de 100 años antes del nacimiento de UNICEF.

¿Con qué objetivo se creó?

Se trata de que los niños descubran la universalidad de la fe y su dimensión misionera, iniciarles en la certeza de que no hay distinción entre unos y otros y convertirlos en pequeños misioneros.

Háblenos de los proyectos que llevan adelante.

Podría hablar de 280 proyectos. Lo que se recoge de todas las diócesis se centraliza en Madrid antes de remitirlo a la Santa Sede, y sólo con los intereses que genera en ese intervalo se financian cinco proyectos. Una vez en Roma es el Papa, con su comisión, el que tiene la última palabra y decide cuáles son los proyectos más urgentes. El año pasado fueron privilegiados los niños de Camboya, de Corea del Norte y del Sur.

¿Cómo acercáis a los niños al mundo de la misión?

Hay colegios que tienen todo el año talleres de Infancia Misionera, aunque la jornada es el momento culmen de lo que se está trabajando todo el año. El eje es la infancia, los mayores están para darles orientación pero son los pequeños los protagonistas, y les facilitamos materiales en cuya preparación han intervenido ellos mismos. Nos sentimos inspirados por lo que dice el Papa Francisco, que hay que contar con ellos y que la evangelización tiene que ser desde ellos. Sería una torpeza evangelizar a niños con criterios adultos.

El nuevo catecismo ‘Testigos del Señor’ invita a los niños a crecer en el espíritu misionero ¿Es importante que empiecen desde pequeños?

Ser misionero comienza desde el bautismo, el niño no irrumpe en la Iglesia cuando es adulto o adolescente. En la catequesis debe involucrarse en esta realidad y salir a una Iglesia en misión.

¿Qué se pretende con esta Jornada?

Se trata de poner patas arriba toda la Archidiócesis, desde el pueblo más lejano a la Catedral de Sevilla, para que los niños alaben al Señor, lo bendigan, canten su fe y, al mismo tiempo compartan sus propios ahorros. Ellos no sólo piden a sus padres y abuelos, también rompen sus huchas para aportar lo que tienen a la Infancia Misionera. En momentos de tanto consumo y egoísmo es como una especie de ducha fría que lanzan los mismos niños a los adultos y éstos quedan interpelados.

¿Colaboran los profesores de Religión con esta institución?

Los profesores la conocen aunque se tienen que involucrar muchísimo más. Tanto en la parte académica -la historia de la misión dentro de la Historia de la Iglesia- como la parte de solidaridad, amar y compartir, entra plenamente en los planes de estudios. Yo estoy satisfecho pero creo que queda mucho por hacer en el profesorado de Religión.

Este año hay una novedad, la aplicación Infancia Misionera.

Gracias a los móviles, tablets, etc, los niños, a través de juegos de habilidad, concursos de preguntas o puzzles, aprenderán a ser niños misioneros y se iniciarán en la convivencia con niños de otros continentes. Esta aplicación está inspirada en el DVD ‘Yo soy uno de ellos’.

Finalmente, ¿alguna novedad en la misión diocesana ‘Ad gentes’?

El arzobispo se lo ha tomado con tanto interés que, sin dejar de contar con nosotros, lo está llevando personalmente. Hay sacerdotes y laicos que han pedido ir. El 27 de enero sale un matrimonio joven recién casado de Lebrija que se va a Bolivia por cinco años. Espero que la misión ‘ad gentes’, que está en la mente del arzobispo, aprobada por el Consejo Episcopal y el Consejo del Presbiterio y bien vista por toda la Archidiócesis, pronto entre en funcionamiento de manera institucional. No sólo hay entusiasmo sino realidad tangible.

DESTACADOS:

«Sería una torpeza evangelizar a niños con criterios adultos»

«Ser misionero comienza desde el bautismo»

«Espero que la misión diocesana ‘ad gentes’ pronto entre en funcionamiento de manera institucional»

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