El Papa pide una respuesta tangible al grito de los pobres

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

El papa Francisco ha instituido la segunda Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra este domingo en toda la Iglesia bajo el lema ‘Este pobre gritó y el Señor lo escuchó’. De esta manera, el Santo Padre subraya la lucha contra la pobreza como una prioridad para todas las comunidades eclesiales, superando la posible tendencia a una asistencia material –“gestos de altruismo”, como el Papa lo denomina- desprendida del auténtico “compromiso personal” con el pobre.

Un reciente estudio del Brookings Institution (organización norteamericana para la investigación y educación en ciencias sociales) acaba de revelar que, por primera desde que se registran datos, los pobres han dejado de ser mayoría en el mundo. 3.790 millones de personas viven actualmente en unos márgenes económicos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) considera alejados de la pobreza. La otra lectura del informe nos lleva, sin embargo, a considerar con preocupación que casi la misma cantidad de personas sobreviven en estados de pobreza o pobreza extrema. La capacidad económica de prácticamente la mitad de la población mundial no llega a los once dólares diarios que el FMI marca como límite de la pobreza. Seguimos, por tanto, ante una emergencia que afecta a todos los continentes en diversa medida, y que la Iglesia considera prioritaria, una faceta consustancial a su misión. Así, en palabras de Francisco, la Jornada Mundial de los Pobres pretende ser “una pequeña respuesta que la Iglesia entera, extendida por el mundo, dirige a los pobres de todo tipo y de cualquier lugar para que no piensen que su grito se ha perdido en el vacío”.

Iniciativas eclesiales contra la pobreza

No hay día que no se visibilice de alguna manera el amplio abanico de instituciones, proyectos o campañas que la Iglesia orienta a las personas más necesitadas. En nuestro ámbito sevillano, Cáritas Diocesana y sus extensiones parroquiales, los grupos de Manos Unidas, las bolsas de caridad de las hermandades o la acción social de las comunidades religiosas, aúnan un contingente asistencial del que se beneficia un sector de nuestra sociedad que, si bien se ha visto ligeramente reducido en el último año, sigue ofreciendo cifras altamente preocupantes. Como se recuerda en las Orientaciones Pastorales Diocesanas, “un rasgo de nuestra ciudad es la periferia de la pobreza, que afecta a un gran número de habitantes, y es el resultado de procesos sociales prolongados y excluyentes, que en vez de mejorar se han agravado con el paso del tiempo”. Recordemos también que el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa en Sevilla los tres barrios más pobres de España.

En el mensaje del Papa por el que se convoca esta Jornada Mundial, se alude a las “innumerables iniciativas que diariamente emprende la comunidad cristiana como signo de cercanía y de alivio a tantas formas de pobreza que están ante nuestros ojos”. Al respecto, Francisco subraya los beneficios de una colaboración con otras iniciativas no motivadas por la fe –“sino por la solidaridad humana”-, pero invita a la reflexión cuando plantea si las iniciativas sociales de la Iglesia “están dirigidas más a complacernos a nosotros mismos que a acoger el clamor del pobre”. El Papa advierte que podemos estar “tan atrapados por una cultura que obliga a mirarse al espejo y a preocuparse excesivamente de sí mismo, que pensamos que basta con un gesto de altruismo para quedarnos satisfechos, sin tener que comprometernos directamente”. Por eso, nos alerta sobre la “distancia social” que puede crearse en torno a los pobres, un colectivo que llega a sufrir “el rechazo, la marginación y la indiferencia de quienes pasan por su lado ignorando su presencia”.

Visibilizar la pobreza

Por eso, es necesario visibilizar la cercanía de la pobreza. Así lo ha entendido estos días la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, que ha abierto las puertas del centro que dirige en la céntrica calle Misericordia. Ignacio Romero, director del Desarrollo Solidario de la Orden, subraya la importancia de “hacer visible esta realidad social al entorno más cercano, es decir, al vecindario, los comerciantes de la zona, entidades sociales, culturales, a la comunidad educativa”. Y así se ha puesto igualmente de manifiesto en la Escuela de Otoño que reunió el pasado fin de semana en Pilas (Sevilla) a unos quinientos voluntarios de Cáritas.

Finalmente, Francisco invita este domingo a hacer un serio examen de conciencia “para darnos cuenta de si realmente hemos sido capaces de escuchar a los pobres”. Y nos anima a acercarnos a ellos, de forma que perciban la presencia de “hermanos y hermanas que se preocupan por ellos”. En esta línea, el Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, hace en su carta pastoral de esta semana un alegato contra la parálisis o la resignación, “como si la pobreza en el mundo fuera un mal fatal contra el que no podemos luchar”. Nos invita a implicarnos con generosidad, “sin poner condiciones”, y recuerda el llamamiento del Santo Padre para organizar encuentros de solidaridad y ayuda concreta. Una tarea en la que están implicadas la Vicaría para la Nueva Evangelización, Caritas Diocesana y las delegaciones diocesanas más directamente concernidas por este reto contra la pobreza.

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