El Colegio Irlandesas Loreto perteneciente a la Fundación Educativa Mary Ward, celebró la mañana de este jueves, el 50 aniversario de su fundación. En la Eucaristía de acción de gracias, presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, asistieron los alumnos del centro, religiosas del Instituto de la Bienaventurada Virgen María, profesores, personal administrativo y de servicios, así como familiares del alumnado.
“Son cinco décadas de entrega generosa, de siembra paciente, de presencia constante en este barrio sevillano. Hoy, como Iglesia, elevamos un himno de gratitud al Buen Pastor que nos ha conducido con amor”, ha manifestado el arzobispo de Sevilla en su homilía. La misa ha sido concelebrada por el capellán del centro educativo y párroco de Nuestra Señora del Reposo, Alfredo Morilla; el párroco de la Resurrección del Señor, José Ignacio Arias; el párroco de San José Obrero, Abilio León y el sacerdote Javier Santos.
Monseñor Saiz Meneses recordó que el Colegio “nació como respuesta valiente a una necesidad concreta: ofrecer formación integral en un barrio obrero”. Las religiosas del Instituto de la Bienaventurada Virgen María, con la colaboración de antiguas alumnas de otros colegios de la Fundación, “supieron ver con ojos evangélicos y responder con creatividad. No se limitaron a abrir aulas; ofrecieron talleres para las familias, especialmente para las mujeres, conscientes de que educar es acompañar a toda la persona y a toda la familia”.
El arzobispo de Sevilla destacó que “el vínculo con las parroquias ha sido otra seña de identidad: San José Obrero, la Resurrección del Señor y Nuestra Señora del Reposo han sido espacios de fe compartida y de compromiso pastoral”. El aniversario fundacional ha sido también un motivo para dar gracias a Dios por la herencia espiritual de Mary Ward. En palabras de don José Ángel, una mujer valiente que en el siglo XVII supo intuir que la educación de las niñas y jóvenes era un medio privilegiado para renovar la Iglesia y transformar la sociedad”. Fue declarada venerable por el papa Benedicto XVI en 2009, “sigue siendo modelo de audacia y de fidelidad al Evangelio”.
La educación, una tarea de todos
Durante su alocución, el arzobispo hispalense reflexionó sobre la dimensión de la educación como responsabilidad compartida. “Un colegio es una comunidad educativa en la que cada miembro tiene un papel insustituible. Los alumnos sois el centro y la razón de ser. Sois los protagonistas de esta historia. La Iglesia confía en vosotros, porque en vuestro entusiasmo y en vuestra creatividad está el futuro”. Pidió al alumnado no olvidar el carisma que inspira el Colegio. “Mary Ward soñó con una educación que capacitara a las jóvenes para ser libres, responsables y comprometidas con la sociedad y con la Iglesia. Su visión fue profética, y la espiritualidad que dejó sigue marcando a toda la familia Mary Ward: educar en la verdad, en la justicia, en la libertad interior. Ese legado se prolonga hoy en la Fundación Educativa Mary Ward, que agrupa ocho colegios en España. El encuentro de los equipos directivos en estos días es signo de comunión y de misión compartida”.
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