La mañana de este jueves 19 de diciembre se celebró el retiro de Adviento dirigido al clero de la Archidiócesis de Sevilla. En esta ocasión, las meditaciones estuvieron a cargo del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses sobre la contemplación de los misterios de la Encarnación, Nacimiento y vida oculta de Jesús.
La primera parte de su reflexión basada principalmente en las Sagradas Escrituras tuvo lugar en el aula Juan Guillén de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla. Durante su intervención, monseñor Saiz Meneses citó la obra ‘El Señor’ , de Romano Guardini, en cuyo texto, este autor describe la espera en términos profundamente espirituales: “La espera es el gesto del hombre que sabe que todo lo importante en la vida es un don. La esperanza, entonces, no es un sueño vano, sino la disposición interior de quien está atento a la llegada de lo divino.” Así, añadió el arzobispo, “nuestra espera se intensifica porque sabemos que Dios cumple sus promesas”.
Año Santo Jubilar
Sobre el Año Santo Jubilar que ha convocado el Santo Padre para el año 2025, don José Ángel subrayó que “es un tiempo de gracia extraordinaria en el que somos invitados a redescubrir la profundidad de nuestra fe, porque este Jubileo se convierte así en una extensión de la esperanza que nace en Belén”.
Misterio de la Encarnación
Sobre la Encarnación del Hijo de Dios, monseñor Saiz exhortó a los presentes “a ver la mirada de Dios sobre este mundo que mira a la persona en su realidad concreta. Dios ama al mundo, a los hombres, a cada persona concreta. La realidad creada es muy pequeña desde la realidad divina, pero Dios mira de cerca, con amor”. En esta línea dijo que “Dios ve al hombre como persona, a cada hombre lo mira a lo íntimo de su corazón, y lo ama. Nos enseña así una nueva forma de mirar, de mirar la realidad concreta de cada hombre con amor. Esta ha de ser también la mirada del sacerdote”.
Exhortó a los sacerdotes del clero de Sevilla, “colaboradores de esa mirada y de esa redención de Dios, a mirar con amor y eficacia, colaborando en la redención del género humano”. Y esa colaboración transita por los caminos de la redención, añadió “que son caminos de anonadamiento. Nos separamos totalmente de Cristo en los caminos de redención cuando tenemos la mentalidad mundana del triunfo, del éxito, ya que esos no son los caminos de Dios. Nosotros, para redimir al mundo, quisiéramos tener el poder de Dios, y Dios, para redimir el mundo, se hace hombre, y asume las limitaciones humanas. A veces nos quejamos de que no tenemos libertad para poder obrar a nuestro estilo, nos quejamos de las estructuras… Dios, en cambio, se hace obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso es importante cambiar la mentalidad, y seguir los caminos de Dios”.
Al hilo de lo anterior, el arzobispo de Sevilla profundizó en el papel de la Virgen María en la obra de salvación. “Dios quiere la colaboración del ser humano, quiere asociar al ser humano en la obra de la redención. Desde el principio Dios envuelve a María con un cerco de amor y ella responde al amor con sencillez total. María tiene el corazón puesto sólo en Dios. Se le anuncia la Encarnación, y ella, con serenidad, pregunta sobre cómo sucederá. Ella entiende que va a ser Madre de Dios, y acepta el plan de Dios2.
Por ese motivo, “nuestra pregunta debe ser la misma que la de María: ¿Cómo podré hacer eso yo? Y la respuesta de Dios es la misma: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y realizará la obra, porque para Dios no hay nada imposible”.
Misterio del Nacimiento
En relación al misterio del Nacimiento resaltó que es “la Encarnación manifestada. El Hijo de Dios se hace hombre y nace en Belén. El eterno ha entrado en el tiempo. El infinito se ha hecho pequeño. El Dios todopoderoso viene a nosotros como niño indefenso, que depende totalmente de sus padres. Dios nos ama de tal manera que desciende a un establo para que podamos encontrarlo y, de este modo, su bondad nos renueve y purifique”.
Vida oculta de Jesús
Siguiendo su alocución, el arzobispo hispalense destacó que “el Señor nos rompe nuestra mentalidad. Nosotros quisiéramos entenderlo todo, palparlo todo, controlarlo todo. Él, permite las dudas de José. A nosotros nos atrae palpar los éxitos. En la vida oculta de Jesús llama la atención su modestia social. Sin ser miserable, es muy modesta. Nace en un pesebre, ni en su propia casa”.
Pidió considerar dos dos aspectos de la vida oculta de Jesús: el crecimiento y el contenido. El crecimiento: “Crecía en edad, sabiduría y gracia. Jesús se hizo hombre de verdad sometiéndose a todas las leyes humanas. Pero su crecimiento en edad, sabiduría y gracia era un crecimiento integral. El verle crecer ha de servirnos de consuelo en nuestras fatigas, cansancios. Nosotros también debemos crecer en Él. El crecimiento ha de ser en madurez. Exigimos que no nos traten como a niños, pero hacemos cosas de niños. Hay que ir asimilando la adultez”.
Sobre el contenido de la vida de Jesús valoró, en primer lugar, la pobreza. “Es una vida pobre, de pobreza verdadera. La ha abrazado por amor a nosotros. Él quiere que no haya pobres de necesidad en el mundo, pero Él se abraza a la pobreza”. Finalmente, en relación a la obediencia, dijo que siempre conviene preguntarse “¿Qué debo hacer? Lo que Dios quiera, como Dios quiere, cuando Dios quiera. ¿Cómo conocerlo? Pedir conocimiento de la voluntad de Dios”.
En definitiva, “con la mirada puesta en el Jubileo 2025, preparemos nuestro corazón con confianza, dejando que la esperanza nos guíe hacia la Navidad y nos impulse a vivir este tiempo de gracia con plenitud. En este tiempo de espera y renovación, hagámonos pequeños para recibir al Dios que se hace niño y que transforma nuestra vida con su presencia”.
La segunda parte del retiro de Adviento transcurrió en la capilla del Seminario Metropolitano de Sevilla, donde los sacerdotes tuvieron tiempo de meditar y tener espacio para la oración personal ante Jesús Sacramentado.
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