En la tarde del Miércoles de Ceniza, el arzobispo de Sevilla, mons. Juan José Asenjo, dio una meditación a los seminaristas sobre cómo vivir una Cuaresma de forma profundamente cristiana. Tras una tarde de retiro, el rector del Seminario, Antero Pascual, impuso la ceniza en la Eucaristía de ocho y media en la capilla mayor.
El arzobispo dirigió su meditación a los seminaristas mayores, a los del Redemptoris Mater y a la comunidad de hermanas Teatinas residente en el Seminario. En ella, intentó aclarar el sentido de la Cuaresma, como tiempo de «renovación, de restauración, de recreación de la vida cristiana» como preparación a la Pascua. Animó a tener presentes los textos litúrgicos de estos días, en los que se llama a una conversión completa, del corazón y de la mente: «Se trata de restaurar en estos días nuestro verdadero sello, la gracia de Dios en nosotros». Para ello, recordó los caminos de conversión que propone la Iglesia: el silencio, la escucha de la Palabra de Dios, el ayuno y la limosna. Exhortó a los seminaristas a que no consientan «que la Cuaresma se escape de las manos», y a vivir unas semanas decisivas en la preparación a la Pascua.
Tras la meditación, se expuso el Santísimo, y hubo una tarde de oración hasta que comenzó la Eucaristía a las ocho y media de la tarde. En ella, el rector bendijo e impuso la ceniza a los seminaristas, a los formadores y a la comunidad de hermanas Teatinas. Antero Pascual propuso redescubrir en la Cuaresma la mirada de Dios, que es la que puede convertir los corazones.