«Dios puede hacerte feliz como nadie lo puede hacer»

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

Desde el domingo 22 de junio, día del Corpus Christi, la Iglesia cuenta en Sevilla con cuatro nuevos presbíteros, gente joven que recoge el testigo: José Alberto Pérez, Andrés Pablo Guija, Luis Mª Hernández y Armando Parejo. Después de seis años de formación, sus vidas han evolucionado y cambiado y, hoy, se presentan con un espíritu nuevo, llenos de ilusión y deseos de trabajar por el Evangelio y entregarse a sus semejantes. Dos de ellos, José Alberto y Andrés Pablo, responden a nuestras preguntas.

¿Qué emociones fluyen al saberte sacerdote para los demás?

José Alberto.- Las emociones, recuerdos y sensaciones son muchas, sobre todo la sensación de alegría tremenda de saber que he recibido un don inmerecido juntamente con el sentido de responsabilidad que conlleva el ministerio tan grande que recibimos.

En estos años de formación ¿Cómo ha cambiado tu vida?

Andrés Pablo.- Mi vida ha cambiado mucho porque, si bien es cierto que cuando yo comencé esta aventura de la vocación sacerdotal tenía unos esquemas y unos planes, ahora me doy cuenta que estoy en manos del Señor y que estoy aquí para cumplir la voluntad de Dios. Crecemos en lo que nos inculcan en el seminario sobre la fraternidad sacerdotal -porque nos damos cuenta que son nuestros hermanos, nuestros compañeros, con los cuales vamos a contar siempre-, evolucionamos en la vida de oración, en el servicio, en el sentido de responsabilidad y sobre todo en el amor a Dios y a la Iglesia.

¿Teníais algún objetivo cuando tomasteis la decisión de ser sacerdotes?

J.A. Nunca me lo planteé ni me lo planteo. Yo estoy absolutamente convencido de que estoy aquí porque Dios quiere que esté. Él es quien me ha traído y dado esta vocación. Estoy abierto a lo que Dios quiera de mí.

A.P. Yo sí quería y sigo queriendo vivir con la misma ilusión con la que me planteé en un principio el ser sacerdote. No quiero perder esa ilusión sino saberme siempre en compañía del Señor.

¿Cuál fue el detonante de vuestra vocación?

J.A. En mi caso ha sido un proceso, yo no puedo señalar un momento determinante, sí algún encuentro más intenso con Dios en la oración y eso me fue llevando a un proceso de más profundización, que ha culminado este año y siempre conducido por la mano de Dios.

A.P. Yo estudiaba en un colegio claretiano y el tema de la misión siempre me había llamado mucho la atención. Mi detonante fue un correo electrónico de una religiosa claretiana que me invitaba a vivir una experiencia misionera en Méjico y esa experiencia fue lo que decidió mi vocación.

Dadnos razones por las que merezca la pena decir «sí» a Dios.

J.A. Porque Dios te llama y es a Él al que dices sí. Dios no te llama para juzgarte, cortar tu vida o reducirla, sino todo lo contrario, para llevarte a una plenitud absoluta. Solamente Dios puede hacerte feliz como nadie lo puede hacer.

Además de Jesucristo ¿te gustaría emular a alguien con tu estilo de vida?

A.P. Estuve en grupos franciscanos y el ejemplo de San Francisco de Asís y su locura de amor por Cristo siempre me han llamado la atención. Un ejemplo contemporáneo es mi propia madre, por su vida de oración, su entrega a los demás y su frase: «en las dificultades, decir Dios ante todo». .

La Iglesia en Sevilla atiende a muchas necesidades, muchos campos donde actuar ¿En qué sector os gustaría veros trabajando?

J.A. Me gusta predicar, llevar la Palabra de Dios a jóvenes o mayores, en cualquier campo donde Dios y la Iglesia me mande.

A.P. Nos ordenamos sacerdotes para trabajar en la Iglesia universal. Sí que es cierto que yo vería con buenos ojos estar dentro de un tiempo en la misión. Como grupo concreto me gusta la pastoral de la salud y el tema de las vocaciones.

¿Qué medios emplearías para evangelizar según tu estilo: la tecnología moderna o la atención personalizada?

J.A. Una de las riquezas de la iglesia es la atención personalizada. Es cierto que cada caso es distinto. Si quieres llegar a los jóvenes, evidentemente, tienes que usar la tecnología moderna y, también, con estos medios a más gente, pero nunca descuidando la atención personalizada, la dirección espiritual o el acompañamiento día a día de los parroquianos. Es saber encontrar el equilibrio.

¿Qué espera la sociedad de 2014 del sacerdote y cómo deseas servir a esta sociedad?

A.P. En la sociedad en general hay cierto escepticismo o tendencia a decir que ya no hay valores y por eso buscan en el cura, el religioso o cristiano en general, una persona que viva de forma auténtica; porque la gente quiere algo que le de esperanza, algo que les aporte luz para vivir ese día a día en este mundo sin principios; Unos pilares de ese algo que tenemos los cristianos que es a Cristo. Y quisiera servirla viviendo con radicalidad mi seguimiento a Jesús, dentro de la Iglesia, con amor, fe y esperanza y compartiendo esa alegría con los demás.

Autora: Loli Ramírez

Entrevista publicada en el nº 117 de Archisevilla Digital del viernes 27 de junio de 2014.

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