Madrid acogerá del 7 al 9 de febrero el Congreso Nacional de Vocaciones, una iniciativa de la Conferencia Episcopal Española (CEE) a través del Servicio Nacional de Pastoral Vocacional, en el que se van a dar cita unas 3.500 personas procedentes de toda España. La propuesta parte de entender la vida como vocación, y de ahí que se analice desde diferentes perspectivas: sacerdocio, vida consagrada, matrimonios, laicado, juventud, etc. La delegación sevillana estará formada por 65 personas procedentes de hasta diez instancias pastorales.
“Del pienso, luego existo, al soy llamado, por eso vivo”. Este título es una declaración de intenciones y una hipótesis de trabajo. Además, lleva consigo un juicio: la opción y los valores han sido muy subrayados en nuestra pastoral de las últimas décadas, también en la escuela, en bastantes aspectos de la catequesis y de la pastoral con jóvenes, incluso al querer entusiasmar a la hora de una propuesta de vida vocacional. La Asamblea Plenaria de la CEE, que se celebró en noviembre del año 2023, aprobó la celebración del Congreso ‘Iglesia, asamblea de llamados para la misión’, a celebrar durante el mes de febrero de 2025. De esta forma se concretaba lo previsto en las Orientaciones Pastorales ‘Fieles al envío misionero’ (2021-2025).
El gran objetivo de este congreso es celebrar una “gran fiesta de la Iglesia”, que la muestre como “asamblea de llamados”. Andrés Ybarra, rector del Seminario Metropolitano y coordinador de la delegación sevillana en esta cita eclesial, destaca que el congreso debe “ayudar a caer en la cuenta de que el Señor no deja de llamar y, por consiguiente, la vida cristiana es vocación. Más aún -puntualiza-, la vida es vocación”.
Trabajar la vocación en red
Por otro lado, el congreso sería un éxito si posteriormente se concreta el compromiso de impulsar y consolidar en todas las diócesis un servicio que anime la vida vivida como vocación. Un servicio, además, que empiece a trabajar la vocación en red. Ybarra subraya que “esto último es de lo más bonito que nos va a permitir este congreso, y que es algo que ya hemos empezado a hacer en Sevilla: hablar de la vocación desde la transversalidad que tiene en todas las pastorales de la Iglesia”.
De hecho, las 65 personas que componen la delegación sevillana forman parte de las delegaciones diocesanas de Pastoral Vocacional, Universitaria, de Juventud, Apostolado Seglar, Familia y Vida, Vida Consagrada, Misiones, Catequesis y Enseñanza, a las que se ha sumado la Fundación Diocesana de Enseñanza Victoria Díez.
¿Por qué ahora? El punto de partida es dar a la vocación la extensión que tiene. El rector del Seminario afirma que “hay que empezar a trabajar por una cultura vocacional, que pasa por ponerse delante del Señor y preguntarle ‘de qué manera soy para ti’, ‘a qué me llamas’. Hay que partir -añade- de la conciencia de que la vocación es ese plan que el Señor tiene para ti, que a partir de ahí todos formamos una asamblea de llamados, y que al final la Iglesia se presente ante el mundo como aquella que quiere trasmitir la verdad del Señor y, sobre todo, el amor a todos los hombres”.
Este congreso conlleva “un proyecto compartido”, ya que “no podemos hablar de vocación sin vocaciones y no tienen sentido las vocaciones sin vocación”, señala Ybarra.
“Todo parte de una llamada”
El lema del congreso –‘¿Para quién soy?’- es la gran pregunta que abre a la posibilidad de descubrir cuál es la razón de ser, la finalidad de la vida. El texto de monseñor Luis Argüello, presidente de la CEE, incide en que “todo parte de una llamada porque ha habido alguien que te ama profundamente”. ‘¿Para quién soy?’ es la pregunta que realiza el Papa en Christut vivit para unir dos inquietudes del corazón humano: la identidad y el sentido de la vida. El coordinador de la delegación sevillana retoma este punto de partida y destaca que “somos para el Señor, que nos creó por amor”. “Esto hace que nuestra vida se oriente en dar ese amor recibido para bien de todos, y, al final, la mejor presentación de lo que somos es ser fieles a lo que el Señor nos ha llamado, porque ahí descubrimos nuestra vida de verdad”.
En efecto, todo parte de entender la vida como vocación. Pero la respuesta es diferente, como distinta es cada persona, sus situaciones, condicionantes y objetivos vitales. Así, desde la necesidad de la comunión como modelo propio de trabajo en la Iglesia, el nuevo servicio que se derivaría del Congreso Nacional de Vocaciones estaría integrado por “las diferentes respuestas que terminan por marcar nuestra vida como vocación”. Como reitera Andrés Ybarra, “la vocación es una realidad transversal en la vida cristiana y ha de trabajarse en red”.
Trabajo previo en las diócesis
No se parte de cero. La delegación sevillana llega al congreso con un trabajo previo a nivel diocesano. Tras una primera reunión en el Seminario entre los delegados diocesanos implicados, se propuso un plan de actuación de cara al congreso centrado en los tres vocablos propuestos por la organización: elegir, conocer e interpretar. Con esta dinámica se ha buscado concretar un material que pueda servir para dotar al congreso de una reflexión previa en la que tengan cabida las distintas aportaciones diocesanas y sectoriales.
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