Con motivo de la celebración del Corpus Christi, Día de la Caridad, el próximo 19 de junio, Cáritas Diocesana de Sevilla ha presentado esta mañana la memoria institucional que da cuenta de la actividad desarrollada por la organización de la Iglesia, durante 2024. Y lo ha hecho bajo el lema que encabeza su campaña institucional ‘Mientras haya personas, hay esperanza’, El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses; el director de Cáritas Diocesana, Miguel Carbajo; y el vicario episcopal, Salvador Diánez; han sido los encargados de presentar esta memoria anual. Victoria Martín, secretaria general de Cáritas Diocesana de Sevilla también ha estado presente en el acto.
Miguel Carbajo ha destacado que el pasado año ha contado con un escenario de moderada mejoría en las condiciones de vida de los hogares andaluces en situación de pobreza y exclusión. Así lo reflejan las estadísticas (Encuesta de Condiciones de Vida 2024), que sitúan el riesgo de pobreza y exclusión casi dos puntos menos que el año anterior, sin embargo, alcanza todavía al 35,6 % de la población andaluza, es decir, a más de tres millones personas (3.055.956).
Ha aclarado que esta tendencia se ha visto atenuada en parte por la evolución positiva del empleo, la moderación de precios en productos esenciales y el mayor alcance de las rentas mínimas, como el Ingreso Mínimo Vital. Sin embargo, persisten problemas estructurales como la precariedad laboral, con altas tasas de temporalidad y parcialidad indeseada, y fuertes brechas de género, edad y nacionalidad que hacen el riesgo de pobreza y exclusión prevalezca significativamente entre los migrantes extracomunitarios, las familias monoparentales, los menores de 18 años, las personas en paro, las personas con bajo nivel de instrucción, y las mujeres.
El arzobispo de Sevilla ha puesto el acento en la esperanza: » No es algo que se pierde, sino que continuamente se busca con perseverancia y que siempre podemos recuperar en nuestro encuentro Jesús, pan partido y repartido para el mundo. Un encuentro que supone forzosamente una llamada a hacer nosotros lo mismo, a alimentar el cuerpo y el alma desde la fe que nos motiva y el espíritu que nos impulsa a practicar ese gesto de donación y gratuidad para con los demás». Animó, por tanto «a no perder de vista el ejercicio de la caridad cristiana, generemos motivos de esperanza para quienes la creen perdida».
39.628 personas acompañadas
Esta tendencia relativamente favorable tiene un reflejo material en la reducción del 14 % en el número de hogares atendidos en 2024. Hablamos de un total de 12.462 hogares en los que viven 35.804 personas, acompañados a través del servicio de acogida y atención primaria que prestan los 250 equipos parroquiales que forman la red de Cáritas en Sevilla.
Las Cáritas de los pueblos acompañaron al 58 % de estos hogares. Las parroquias que mayor demanda asumieron fueron San José Obrero, de San Juan de Aznalfarache (394 hogares atendidos), Pilas (350), Santa María, del Alcor de El Viso del Alcor (210), El Espíritu Santo, de Mairena del Aljarafe (180) y Nuestra Señora de Guía, de Camas (160).
En Sevilla capital (42 % de los hogares atendidos por Cáritas en Sevilla en 2024) la atención continúa centrándose en las zonas más desfavorecidas: Jesús Obrero (Polígono Sur, 351 hogares), Candelaria y Blanca Paloma (Tres Barrios, 331 hogares), Parroquia de El Rosario (San Jerónimo, 192 hogares) San Pío X (Polígono Sur, 188) y Nuestra Señora de Lourdes (La Barzola, 159).
El 67 % de las 97.725 intervenciones realizadas en este acompañamiento, se destinó a cubrir bienes de primera necesidad, como alimentación y recursos básicos. En relación a este tipo de ayudas, Cáritas continúa apostando por garantizar un acceso digno a la alimentación con prácticas que se alejen cada vez más del asistencialismo y faciliten a las familias la adquisición de los productos con normalidad y la elección de aquellos que mejor se adapten a sus necesidades, por lo que, además de cheques, dinero en efectivo o vales, el pasado año se entregaron unas 10.000 tarjetas monedero por un valor total de 460.000 euros.
La inversión en Atención Primaria alcanzó los 3.885.869 euros, ayudando a las familias a sobrellevar gastos relacionados con los recursos básicos, la vivienda, los suministros, el transporte o la salud. El 20 % de esta inversión, 794.064 euros, se destinó solo a cubrir gastos relacionados con la vivienda —hipotecas, alquileres o suministros.
Una realidad social preocupante y diversa
El director de Cáritas Diocesana ha apuntado que, aunque estas cifras suponen un descenso significativo, continúan reflejando una realidad social preocupante y diversa, en la que las situaciones de vulnerabilidad se agravan por factores como la irregularidad administrativa, el desempleo de larga duración, los empleos precarios, las pensiones insuficientes o la monoparentalidad, por eso la ayuda que presta Cáritas va más allá de lo económico o material. Se trata de un acompañamiento integral, que busca favorecer la autonomía y la promoción personal y familiar, poniendo siempre a la persona en el centro.
Por este motivo, además de acompañar en las necesidades más urgentes, desde Cáritas se ha intentado también responder con una atención especializada a las personas que viven una situación de exclusión específica.
De esta forma, el año pasado participaron 687 personas en el Centro Diocesano de Empleo, de ellas, 255 participaron en cursos de formación, 130 realizaron prácticas en empresas y 78 se incorporaron al mercado laboral. La empresa de inserción Bioalverde SL realizó 33 contratos de inserción. Los proyectos de animación a personas Mayores contaron con 466 participantes, 29 de ellos recibieron atención en el domicilio.
Los de Mujer contaron con 170 participantes, el Colegio de Educación Especial San Pelayo tuvo 175 alumnos, y los proyectos de Infancia y Juventud, 216 niños y niñas. Los recursos de atención a la grave exclusión atendieron a 421 personas sin hogar. Desde el Proyecto Nazaret y el servicio de asesoramiento jurídico en materia de extranjería, se acompañó a 392 personas migrantes, y 104 personas fueron acompañadas en otra clase de proyectos. Además, se ofreció asesoramiento jurídico e información en materia de Seguridad Social y Vivienda, a 1.160 personas y se ha continuado colaborando desde la Cooperación Fraterna, con las Cáritas de Marruecos y Selva Central en Perú.
2.557 voluntarios, 11.390.951 millones invertidos
Para poder dar respuesta a las necesidades de estas personas, Cáritas Sevilla contó en 2024 con la dedicación de 2.557 voluntarios. Además, la inversión total destinada por Cáritas en Sevilla ascendió a más de 11 millones de euros, 11.390.951 euros (3.954.978 de Cáritas parroquiales y 7.435.973 de Diocesana), un 7 % más que en el año anterior, destinando el 89 % de estos recursos directamente a la acción social que realiza.
Este respaldo se materializa gracias a la colaboración de casi 7.000 socios, más de 900 donantes, y una red de 156 ‘entidades con corazón’, entre empresas y organizaciones que apoyan la acción de Cáritas en ámbitos tan importantes para la promoción de la persona como el empleo y la inclusión social. De esta forma, Cáritas ingresó el año pasado más de 11,5 millones de euros (11.647.687 euros. 3.453.757 de Cáritas parroquiales y 8.193.930 de Diocesana).
En relación a los ingresos de Cáritas Diocesana de Sevilla, 8.193.930 euros, los fondos privados corresponden al 76 %. De estos algo más de ocho millones, la aportación de socios y donantes se mantiene en el 56 % de los ingresos de Diocesana.
Pobreza persistente
Los datos de atención que refleja el informe evidencia una mejoría socioeconómica que ha hecho que muchos hogares que vivían en situación de cierta precariedad y vulnerabilidad, hayan dejado de necesitar la ayuda de Cáritas. Sin embargo, desde el trabajo que realiza la institución, existe una preocupación latente por los hogares y las personas en las que, pese al efecto mitigador de las ayudas sociales, inciden de manera más intensa y persistente las dinámicas (económicas, sociales, psicopersonales, jurídicas, culturales…) de exclusión y marginación. Son aquellas familias que viven la pobreza de una forma persistente, cronificada, estructural, con dependencia de las ayudas.
También los hogares que viven el desempleo y empleos precarios, con bajo nivel formativo que dificulta su acceso a trabajos dignos, con pensiones y ayudas sociales insuficientes, alquileres abusivos, a menudo con cargas familiares, especialmente madres solas con hijos a cargo, con problemas de salud física y mental sin atender, en soledad no deseada, sobre todo en mayores; y mujeres víctimas de violencia de género o con desigualdad de oportunidades. Estas personas -ha aclarado Carbajo- son las que no consiguen recuperar su autonomía a pesar de la mejoría o la salida de una crisis y a las que hay que prestar especial atención.
Extrema vulnerabilidad de las personas en situación administrativa irregular
Desde Cáritas se mantiene el foco en la grave situación que viven las personas migrantes, especialmente aquellas que se encuentran en situación de irregularidad administrativa que, pese a poder disponer de recursos para recuperar y mantener su autonomía y la de sus familias, la barrera legal lo imposibilita. Miguel Carbajo ha señalado que estas familias están sometidas a graves limitaciones de derechos, a condiciones muy duras de privación social y material, y a dinámicas inaceptables de abusos: víctimas de la irregularidad, de la explotación laboral; de la extorsión y el abuso en el acceso a la vivienda; e incluso en los procedimientos administrativos.
Las Cáritas parroquiales de la diócesis denuncian de forma generalizada esta situación cada vez más preocupante, creciente en número y en intensidad. Cientos de personas y familias extranjeras subsisten jurídicamente excluidas de los derechos a la asistencia sanitaria, a la vivienda y al trabajo; y son llevadas, en consecuencia, a condiciones extremas de necesidad.
Grave exclusión residencial
La institución también ha denunciado que la situación de pobreza y exclusión de las personas a las que acompaña están determinadas en su mayoría, por el desempleo, la precariedad laboral y, sobre todo, por el difícil acceso a una vivienda digna y los gastos que esta última supone para el presupuesto familiar. El incremento del precio de la vivienda -en propiedad y en alquiler- ha provocado una grave crisis de asequibilidad que, aunque afecta a muchos hogares de rentas medias, golpea sobre todo a los hogares con menos recursos.
En este contexto, existe una estrecha relación entre vulnerabilidad económica y régimen de alquiler, donde se concentran las familias con menos ingresos. Por colectivos, estas dificultades ganan intensidad entre los jóvenes y la población de origen extranjero. Por zonas geográficas, las mayores dificultades se producen en las áreas con un mayor dinamismo de la actividad económica y turística. Las Cáritas parroquiales de nuestro barrios y pueblos alertan de que esta situación está forzando a muchas familias pobres a situaciones extremas de hacinamiento o alojamiento en espacios degradados, insalubres o ruinosos.
Llamada a la responsabilidad de los políticos
Desde este informe, Cáritas Sevilla llama a los responsables políticos a dar respuestas que favorezcan a las personas que encuentran día a día serias dificultades para seguir adelante, especialmente en materia de vivienda, en una aplicación más completa de las ayudas sociales establecidas y la simplificación de requisitos que dejan fuera a muchas personas que las necesitan, también en la aplicación a las ayudas a la dependencia y en la mejora de los servicios sociales comunitarios, sin olvidar a las personas migrantes, especialmente aquellas que se encuentran en situación administrativa irregular, facilitando mecanismos de acogida e integración, como la Iniciativa Legislativa Popular que Cáritas ha apoyado desde un principio.
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