“El 67% de la población mundial, 5.200 millones de personas, viven en países donde se producen graves violaciones a la libertad religiosa, lo que supone que pueden ser discriminados, marginados o perseguidos por causa de su fe”.
Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ha presentado en Roma de manera oficial su XV edición del Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2021 (ILR), así como en distintas ciudades en todo el mundo como Sao Paulo, Londres, Berlín o Varsovia. Desde 1999, este informe analiza cada dos años el grado de cumplimiento o respeto de este derecho humano en todos los países del mundo (196) y para todas las religiones.
El Informe de Libertad Religiosa 2021 destaca que en 1 de cada 3 países del mundo no se respeta la libertad religiosa, recogida en el artículo 18 de la Declaración Universal de los DDHH. En 62 países (el 31,6%) en pleno siglo XXI se viola este derecho fundamental. “El derecho a la libertad religiosa está en caída libre”
En 26 de estos países (13%) seguir un determinado credo puede acarrear persecución. Esta lista constituye los “hot countries”, aquellos países más peligrosos del mundo para vivir una determinada religión en libertad. En 36 países (18,6%) puedes llegar a ser discriminado. Nueve países han pasado de no estar categorizados en el Informe de 2018 a aparecer en rojo directamente: siete de África y dos de Asia.
Una de las principales conclusiones que arroja este último ILR destaca la radicalización del continente africano, especialmente en el África subsahariana donde se ha producido un fuerte incremento de la presencia de los grupos yihadistas en alianza con decenas de grupos violentos locales. Burkina Faso y Mozambique son dos exponentes de lo sucedido. En el 42% de los países africanos se ataca ya la libertad religiosa.
Es un hecho que los terroristas islamistas se han desplazado de las llanuras de Siria e Irak en Oriente Medio hacia el sur, al continente africano, sembrando el terror y conquistando territorios. Estos grupos yihadistas tienen la pretensión de establecer un “califato transcontinental” con la ayuda de la tecnología digital para la radicalización y reclutamiento de seguidores.
En los dos últimos años, según el ILR, los gobiernos autoritarios y los grupos fundamentalistas han intensificado la persecución religiosa. De hecho, la supremacía étnico-religiosa en los países de mayoría hindú y budista en Asia han oprimido aún más a las minorías religiosas, reduciéndolas al estatus de ciudadanos de facto de segunda clase. India es el ejemplo más atroz, pero también ocurre en Nepal, Sri Lanka o Myanmar, entre otros.
Cambiarse o dejar tu religión conlleva a graves consecuencias legales y/o sociales en el 21% de los países del mundo (en 42) y El Informe subraya que los delitos contra niñas y mujeres secuestradas, violadas y obligadas a cambiar su fe en conversiones forzadas se registraron en un número creciente de países.
La pandemia del COVID-19 ha tenido profundas implicaciones para los derechos humanos en todos los países del mundo. Para la libertad religiosa, desgraciadamente también. Ante la magnitud de la emergencia, los gobiernos tuvieron que tomar medidas extraordinarias en algunos casos no exentas de abusos y ataques a derechos fundamentales.
Muchos gobiernos impusieron una limitación desproporcionada de la práctica y el culto, en países como Pakistán se negó la ayuda humanitaria a las minorías religiosas, el COVID fue pretexto para la estigmatización religiosa como causante de la pandemia y muchos grupos yihadistas aprovecharon la ocasión para expandirse en zonas con menor control estatal.
Impunidad
El director de ACN España, Javier Menéndez, ha asegurado que “la libertad religiosa es un derecho humano en caída libre” y que ACN está muy preocupada por la violación “sistemática de la libertad religiosa” en 62 países del mundo.
Por su parte, la editora jefe del Informe de Libertad Religiosa, Marcela Szymanski, ha asegurado que el mapa mostrado “muestra la impunidad que impera, porque nadie hace nada. Todos los autores que violan este derecho necesitan acabar con la diversidad de pensamiento, conciencia y religión”.
“El hombre y la mujer que piensa, que busca la verdad y la transcendencia, es un obstáculo”, ha añadido.
Documentos de interés: