Carta pastoral del Cardenal Arzobispo de Sevilla con motivo de las Jornadas Diocesanas de responsabilidad en el Tráfico, que se celebrarán los días 3 y 8 de junio. El tráfico es una gran preocupación, tanto por los beneficios que proporciona como por los riesgos que acarrea. Por ello, es de agradecer la atención que le prestan nuestras autoridades, y que hace que se interesen por todo cuanto se refiere a las mejoras de las vías de comunicación, a la garantía de los vehículos, a promulgar aquéllas disposiciones que han de llevar mayor seguridad y que eviten riesgos, no sólo innecesarios, sino que puedan provocar daños irreparables, tanto a uno mismo, como a los demás.
Los antiguos propusieron el hombre como medida, como proporción, como referente y modelo. Aunque se referían, casi exclusivamente a las formas corporales, con más razón se puede extender al protagonismo de la persona en la aceptación y cumplimiento de las normas establecidas para mejorar el tráfico y evitar siempre lamentables accidentes.
La mejor y más imprescindible de las normas es la responsabilidad de los individuos, la suficiente preparación, la educación vial y las disposiciones personales adecuadas.
En las Jornadas diocesanas de responsabilidad en el tráfico queremos hacer un llamamiento a la prudencia, que es virtud que en nuestra tradición cristiana está unida a la justicia y la fortaleza. Primero habrá que reconocer y dar los derechos que a cada cual le corresponden. Después, la firmeza en mantener esos convencimientos de justicia. La prudencia, en este caso, no es simplemente cuidado, sino responsabilidad.
Hay que recordar unas palabras de Benedicto XVI, que aunque fueran referidas a otro cuidado, también pueden servirnos aquí: "La prudencia os hará pacientes con vosotros mismos y con los demás, valientes y firmes en las decisiones, misericordiosos y justos" (21 9 06).
Nuestra Delegación para el apostolado en la carretera, en colaboración con las autoridades y diversas entidades colaboradoras, ha programado una serie de actividades encaminadas a dar a conocer ese amplio y complejo espacio que es el mundo del tráfico y de la carretera.
Estas Jornadas quieren ser una verdadera llamada a la responsabilidad y al agradecimiento. A las autoridades competentes y a los agentes que directamente cuidan de la buena aplicación de las normas de tráfico, y que a todos nos proporcionan una inestimable ayuda.
Reconocimiento y gratitud a cada uno de los que llevan en su mano un vehículo, por obedecer a las normas establecidas, por superarse cada día en la prudencia, por hacer de la carretera y de la ciudad un espacio cada día más grato para todos.
Que Dios les bendiga a todos.
+ Carlos, Cardenal Amigo Vallejo
Arzobispo de Sevilla