Palabras del Arzobispo

Lunes de la quinta semana.
En este lunes de la quinta semana de Cuaresma iniciamos el tramo final de este tiempo hermosísimo, en el que la Iglesia y los cristianos nos preparamos individual y comunitariamente para celebrar los acontecimientos redentores, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, que cada año la liturgia renueva y actualiza. En este tiempo de gracia, todos estamos invitados a la renovación, a la conversión, a la restauración de nuestra vida cristiana. “Restáuranos, Señor, con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de las culpas”. Esta es la oración que hemos de repetir muchas veces en estos días: Conviértenos a Ti, Señor, Salvador nuestro. Crea en nosotros un corazón nuevo.

«Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de salvación». Estas palabras de san Pablo a los corintios resuenan también para nosotros con una urgencia que no admite dilaciones, apatías o excusas. No podemos malbaratar este momento, que es una ocasión única e irrepetible. El Apóstol nos da como razón que no podemos despreciar el sacrificio redentor de Cristo, en el que ha cargado con el pecado de los hombres. «Dios lo ha hecho expiación por nuestros pecados». Jesús, el inocente, el Santo, «que no había pecado» (2 Cor 5,21), cargó con el peso del pecado aceptando la muerte y una muerte de cruz por toda la humanidad.

Iniciamos confiados y alegres esta semana final de la Cuaresma. Escuchemos al apóstol san Pablo que nos pide que no echemos en saco roto la gracia que nos hace hombres nuevos, con aquella sorprendente novedad que es participación en la vida misma de Jesús. Que ninguno de nosotros sea sordo a la llamada a «retornar a Dios con todo el corazón».

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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