Llega el mes de septiembre y todo retorna a la normalidad tras el paréntesis estival con sus merecidas vacaciones. Los más pequeños y jóvenes de la casa vuelven al ritmo del curso escolar, y los adultos se centran en sus ocupaciones habituales. También la Archidiócesis, las parroquias y las instituciones eclesiales entramos en el programa del nuevo curso. En este contexto, mi deseo es recordar los objetivos de nuestro Plan Pastoral Diocesano para el curso 2024-2025, y también algunos eventos extraordinarios que tendrán lugar.
Nuestro Plan Pastoral tiene como título aquellas palabras de Jesús a Pedro junto al Mar de Tiberíades antes de la pesca milagrosa: “Duc in altum”, “Rema mar adentro”. Confiando en la palabra del Señor, también nosotros comenzamos un curso que será muy intenso, abiertos a la esperanza y poniendo toda la entrega de que somos capaces. De entre los objetivos del Plan Pastoral, vamos a dar prioridad a cuatro acciones: “Ampliar la oferta académica de la Facultad de Teología destinada a los seglares, complementando los títulos existentes, con la elaboración de cursos, especialmente bíblicos y de Doctrina Social de la Iglesia, para el servicio de las parroquias, movimientos eclesiales y hermandades”. Se trata de una tarea que implica fundamentalmente a nuestra Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla.
En segundo lugar: “Promover grupos de oración, que ayuden a crecer en la vida espiritual y comunitaria. Elaborar, además, materiales para la familia, que fomenten y favorezcan la oración en la Iglesia Doméstica”. En tercer lugar: “Potenciar y promover la acogida, el acompañamiento y la integración de las personas migrantes”. De coordinar dicha iniciativa se encargará de manera especial la Vicaría Episcopal para la Pastoral Social. Por último, la “Celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular”. Nuestro Congreso está llamado a ser un acontecimiento eclesial significativo y fructífero en la vida de la Archidiócesis.
Tengo plena confianza de que será eficaz para nuestra conversión personal y comunitaria, que nos ayudará a preparar y vivir intensamente el Gran Jubileo de 2025, que será un momento de encuentro, de oración, de compartir vida y experiencias, de analizar, reflexionar y discernir sobre el presente y el futuro de las hermandades y la piedad popular como lo que son: una realidad muy importante en la vida de la Iglesia y en la trasmisión de la fe; será un momento para profundizar en los pilares de la vida de las Hermandades: las celebraciones, la formación y la caridad; también para asumir cada vez más la dimensión evangelizadora y seguir creciendo en la eclesialidad, en la comunión y sinodalidad.
Antes del Congreso celebraremos la beatificación del padre José Torres Padilla, un acontecimiento de especial relevancia para la vida de nuestra Archidiócesis, un modelo de vida sacerdotal para nuestro tiempo. Sacerdote de nuestro presbiterio diocesano y cofundador de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. Su vida estuvo centrada en la oración, el estudio y el servicio a los pobres. La celebración de la santa misa era el fundamento de su vida. Vivió en Dios y para Dios, pasaba muchas horas hablando con Dios y hablando de Dios. Las personas que trataban con él encontraban en su palabra y su ejemplo una motivación, una llamada constante a superar la mediocridad, a progresar en la vida espiritual, a plantearse seriamente la llamada a la santidad. Era en verdad un modelo, una referencia de vida cristiana y sacerdotal.
El Jubileo 2025 será un tiempo de gracia de Dios, un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia, caracterizado por el perdón de los pecados y la indulgencia, que expresa especialmente la misericordia de Dios. Desde Sevilla nos haremos presentes en muchos eventos jubilares como peregrinos de esperanza, y viviremos con gran fervor y expectación la participación del Santísimo Cristo de la Expiración en el Jubileo de las Cofradías.
Comienza un nuevo curso. ¡Duc in altum!
+ José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla