Carta del arzobispo deSevilla, Mons. Juan José Asenjo
Queridos hermanos y hermanas:
El próximo 14 de abril, Viernes Santo, al mismo tiempo que contemplaremos en la liturgia la entrega total del Señor por la humanidad, derramando hasta la última gota de su sangre por nuestra salvación, celebraremos también la Jornada de Tierra Santa, en la que encomendaremos en nuestra oración a nuestros hermanos cristianos que viven en la tierra de Jesús y muy cerca de los lugares santos que nos recuerdan su paso por la tierra. Al mismo tiempo trataremos de ayudarles con nuestras limosnas durante la adoración de la santa Cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
La herida abierta entre el pueblo de Israel y el pueblo palestino hace muchos años, parece no cerrarse nunca a pesar de algunos esfuerzos de las potencias occidentales y de la Santa Sede, que en distintos momentos, ha clamado a favor de la paz, señalando que la opción militar no es una solución y la violencia, bajo cualquier forma que adopte, ha de ser firmemente condenada. Ello propicia la emigración de los cristianos, todos ellos palestinos, una pequeña minoría (en torno a 150.000), en medio de seis millones de judíos y más de tres millones de musulmanes.
Por ser una minoría, es un grupo marginado. Por ello, siente la tentación permanente de la emigración, que en los últimos años ha sido fortísima y constante, lo que hace temer que en los próximos años la tierra de Jesús podría quedarse sin cristianos que hagan presente a Jesucristo, su Evangelio y su Iglesia en Tierra Santa. Además de pequeña, la comunidad cristiana en Palestina es pobre. Más del 50 % de los cristianos palestinos viven por debajo del umbral de la pobreza, mientras el paro alcanza al 70 % de la población.
Por ello, me siento en el deber de apelar a la sensibilidad de los fieles de nuestra Archidiócesis pidiéndoles que recen por la paz en aquella tierra bendita, al tiempo que les extiendo la mano en demanda de auxilios económicos para nuestros hermanos cristianos de Palestina, que en nuestro nombre cuidan los Lugares Santos. Lo hago con gratitud, pues en el año 2016 nuestra Archidiócesis, a pesar de no figurar a la cabeza de las Diócesis españolas en renta per cápita, ha respondido generosamente a esta llamada, aportando 58.472,83 euros, figurando la tercera, inmediatamente detrás de Madrid y Valencia, en contribuir a esta noble causa, a la que, por sus propios caminos, contribuyen también loablemente las secciones sevillanas de las Órdenes de Malta y Santo Sepulcro.
En los inicios de la vida de la Iglesia, San Pablo organizó una colecta a favor de la comunidad de Jerusalén, en la que participaron todas las iglesias fundadas por él. El Apóstol motiva esta colecta diciéndonos que si de aquella comunidad cristiana hemos recibido tantos bienes espirituales, es justo que nosotros les sirvamos con los bienes materiales (Rom 15,27). Efectivamente, la colecta expresaba la deuda de sus comunidades hacia la Iglesia madre de Palestina, de la que habían recibido el don inefable del Evangelio.
Por todo ello, es de todo punto necesario ayudar a la antigua y siempre joven porción de la Iglesia que vive en Tierra Santa: a la educación de sus niños y jóvenes; a los matrimonios jóvenes y a las familias para que tengan una vivienda digna y cuenten con servicios sociales y puestos de trabajo; a la promoción de la mujer para que salga de su marginación; y a los ancianos que carecen de servicios sociales, jubilación y sanidad. Es necesario también colaborar para mantener los santuarios que nos recuerdan el paso del Señor entre nosotros, encargo que cumplen desde hace siglos de modo admirable los Padres Franciscanos.
La colecta por Tierra Santa establecida por el Papa Martín V en el año 1421 y confirmada por los todos los Romanos Pontífices posteriores, tiene lugar cada Viernes Santo mientras adoramos la Santa Cruz de Nuestro Señor Jesucristo. Agradezco a los sacerdotes y religiosos con iglesias abiertas al culto público, su colaboración en años anteriores motivando esta colecta. Les ruego que sigan realizándola con todo interés, pues tiene el carácter de imperada y pontificia. Les pido además que inviten a los fieles a ser generosos por amor a la Tierra del Señor, por amor al Señor en definitiva, y a aquellos hermanos nuestros de los que hemos recibidos tantos y tan grandes bienes espirituales.
Deseándoos un final fructuoso de la santa Cuaresma, para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla