La pretensión de preparar una política comunicativa de espaldas a las redes sociales está abocada al fracaso. La segunda consecuencia lógica nos lleva a afirmar que cada plataforma tiene sus parámetros, su público, su estilo. Por ello, es necesario saber qué se quiere contar y a quién se dirige el mensaje para determinar cómo lo queremos difundir. Eso, que parece tan obvio, se pasa por alto en no pocas aventuras mediáticas. No es el caso de la red virtual tejida desde la Archidiócesis de Sevilla para llevar la Buena Noticia a todos los rincones del territorio diocesano (y más allá) en una especie de misión virtual todo lo flexible que la tecnología y la demanda permiten.
El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, que lleva adelante una destacada presencia en las redes, abordó en su reciente carta a los jóvenes la obsesión por la imagen, hasta el punto de aconsejarles que no sucumban a “la tiranía de los selfies”. Más recientemente, el Dicasterio para la Comunicación lanzó una propuesta ‘Hacia una plena presencia’, reflexionando sobre la implicación de las personas en la esfera digital e iniciando un diálogo sobre “cómo hacer más humano este ecosistema”. La predisposición a la escucha y la creación de un verdadero canal de encuentro a través de estas redes son algunas de las máximas de un documento de obligada lectura.
Primera diócesis española en X
Los usuarios de la red X, la anterior Twitter, encuentran a la Archidiócesis de Sevilla en la dirección @Archisevilla1. En julio de 2012 se inició un intenso trabajo que ha situado a la hispalense como la diócesis española con más seguidores (casi 28.000). “Más allá del dato, esta realidad nos lleva a extremar el cuidado en la información que generamos, procurando que el lenguaje y los diseños sean acordes con el medio, el público potencial y la finalidad que perseguimos”, afirma Leonardo Sánchez, delegado diocesano de Medios de Comunicación.
El reto de la creatividad
Esta reflexión es válida para todas las apuestas digitales promovidas desde el Arzobispado. Más reciente es la cuenta en Instagram, que en la actualidad cuenta con 9.702 seguidores, y que trata de dar cabida a los diversos carismas presentes en la Iglesia local. La evolución que experimenta esta plataforma obliga a un reciclaje permanente de la cuenta, “y nos obliga a ser creativos en la misión evangelizadora en el mundo digital”, apunta Sánchez.
Facebook es la red más antigua en el panorama virtual, con un perfil muy definido. También aquí encontramos a la Archidiócesis de Sevilla. Son 17.000 los seguidores que utilizan este perfil para estar al día de la actualidad diocesana.
La Iglesia en Sevilla tiene también una cuenta en Youtube, con una variadísima propuesta audiovisual, que va desde los mensajes del arzobispo hasta reportajes sobre temas de actualidad, pasando por retransmisiones en directo o la cobertura de conferencias y otros eventos diocesanos. Particularmente llamativa es la serie de vídeos bajo el lema ‘Documento del mes’, con la que se muestra el rico patrimonio documental de los archivos arzobispal y catedralicio; o las traducciones del Evangelio del domingo a Lengua de Signos Española, gracias a la colaboración del sacerdote Gumersindo Melo, director de la Pastoral del Sordo. El primer audiovisual se publicó en octubre de 2008 y la videoteca (con 3.190 suscriptores) cuenta hoy con 593 vídeos.
Canales en Whatsapp y Spotify
Las últimas novedades han llegado de la mano de Whatsapp y Spotify el primer domingo de Adviento. El canal ‘Iglesia en Sevilla’ en Whatsapp ofrece lo más destacado de la información diocesana. Por su parte, en Spotify se añaden diariamente podcasts con recursos informativos, reflexiones (la semanal del arzobispo, por ejemplo), referencias de cultura religiosa, etc. La Archidiócesis se suma de esta manera a iniciativas que ya han puesto en marcha numerosas diócesis y otras instituciones eclesiales.
Lejos de huir de las redes, de evitar el riesgo de contagio, son constantes los mensajes tendentes a aprovechar el medio, y hacerlo con un estilo distintivo. Desde la Santa Sede se anima a los fieles a “reconstruir los espacios digitales para que se conviertan en entornos más humanos y saludables”. Este es el camino.