En la actualidad, son un grupo de religiosas de la Congregación “Marta y María” las que regentan la Casa Sacerdotal “San Juan de Ávila”. Ellas, junto al personal de trabajo de la casa, se encuentran velando por la salud de los residentes, quienes en estos momentos, se encuentran confinados en la casa, siguiendo las instrucciones sanitarias. La Superiora, Madre Marilu, nos cuenta en la siguiente entrevista cómo están viviendo estos días.
¿Cómo se encuentran los residentes?
Por el momento muy bien, gracias a Dios, acompañados de un equipo de profesionales que día a día han estado a la altura de la circunstancia. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerles a cada uno/una el esfuerzo que están haciendo para trabajar en equipo. Siempre he pensado que en todos los campos de trabajo, todos debemos remar en la misma dirección. Concretamente en un Hospital, tan importante es el médico como el equipo de limpieza. En la Residencia contamos con un equipazo y trabajamos en la misma dirección que es proteger a nuestros mayores.
¿Qué medidas se han tomado en la casa?
Desde el primer momento se han tomado las medidas indicadas por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Cuando el Gobierno decretó el Estado de alarma, seguimos los protocolos establecidos por Sanidad a nivel general, siendo conscientes de que contamos con residentes que están en la población de mayor riesgo. Tengo que decir que desde un principio, hemos trabajado en equipo desde el Obispado para proteger a nuestros residentes. Incluso, hemos contado con el apoyo del doctor José María Jiménez, que desinteresadamente, nos ha ido transmitiendo todas las novedades que van surgiendo día a día.
¿Con qué recursos cuenta?
Ahora mismo creemos que tenemos, en primer lugar, el apoyo incondicional de los servicios sanitarios, el médico de zona se ha preocupado de tenernos al día de la situación y de orientarnos también para tomar las medidas oportunas. Contamos con el material necesario para que el personal de atención directa (PAD) esté protegido y al mismo tiempo, nuestros residentes. Materiales como guantes, gel hidroalcohólico con sus dispensadores individuales en cada habitación y en la puerta principal para que el personal cuando acceda a la casa se desinfecte siguiendo las normas de las autoridades sanitarias, así como la limpieza exhaustiva en habitaciones, pomos de puertas, escaleras y todas las zonas más transitadas; especialmente, todo aquello que esté en mayor contacto con los residentes.
¿Considera que estamos preparados para enfrentarnos a esta pandemia?
Creo que preparados no estamos del todo ya que nadie nos imaginábamos que iba a ser de tan gran dimensión lo que estamos viviendo. Lamentablemente, no se ha podido controlar a pesar de las veces que hemos escuchado: “tranquilos que esto se controla”. No ha sido así.
¿Con qué palabra definiría esta situación?
Una oportunidad receptividad y una oportunidad a la solidaridad. España siempre se ha caracterizado por ser un país solidario ante catástrofes de todos los ámbitos en otros países, pero esta vez, realmente se ha puesto en prueba la solidaridad con los que nos rodean, con los de casa. Siempre pienso que de todo este mal se tiene que sacar muchas cosas positivas; claro está que desde un punto material siempre tendemos a fijarnos en lo negativo, pero sería bueno que no nos preguntemos ¿porqué pasa esto? sino ¿para qué pasa esto? Si pensamos porqué pasa, seguramente nos quedamos sin respuesta. La respuesta está en que de todo mal se puede sacar algo valioso, y en este momento, tenemos que demostrar que solo unidos podemos vencer este virus, siempre con Dios delante de todo.
Hay que dejar aparcadas las diferencias políticas, personales, familiares, y estar con los que sufren esta pandemia más de cerca, no podemos ser indiferentes ante un problema que nos afecta a nivel mundial. Los que somos creyentes podemos rezar por los grandes «Héroes», los sanitarios a quienes no tendremos cómo pagar ni con todo el oro del mundo, esta gran labor que están realizando; a tantas miles de personas que están contribuyendo con un granito de arena para que hagamos una sociedad menos egoísta y más unida.
Respecto a las familias de los residentes, ¿qué medidas se han tomado?
Desde el primer momento se ha restringido el acceso a visitar a los sacerdotes. También es de agradecer la comprensión que ha tenido la mayoría respetando siempre las órdenes que se han dado desde el principio.
Si se diera el caso de un residente enfermo, ¿qué seguimiento le han indicado?
Esperemos que no se de, pero estamos preparados. Disponemos de habitaciones de aislamiento. Gracias a Dios en la casa tenemos esa posibilidad de disponer de varias habitaciones y seguiremos todos los protocolos que tenemos en todo momento.
¿Hay miedo?
En un principio, como he dicho anteriormente, nadie se lo creía, y se veía tan lejos… pero en la medida que han ido pasando los días, algunos residentes se han dado cuenta que esto va en serio, y más cuando ven cómo están siendo azotadas otras residencias de mayores. Yo diría que no hay miedo porque se están tomando las medidas oportunas en la casa. Lo que se escucha es que si llega, llega, pero no porque no se hayan tomado en serio las indicaciones de las autoridades sanitarias.
¿Qué podemos ofrecer para calmar este miedo?
Me gustaría decirles que juntos vamos a vencer con la ayuda de Dios y el esfuerzo de todos. Que este sacrificio de vernos privados de «nuestra libertad» sirva para bien, que de esto sepamos valorar aquello que quizá no habíamos valorado, que nunca teníamos tiempo para los demás siempre con prisas… Creo que esto lo debemos tomar como una oportunidad que Dios nos da para reflexionar, reencontrarnos en familia, ser capaces de escucharnos los unos a los otros y, al mismo tiempo, ver nuestra fragilidad y comprobar que por mucho que nos creamos poderosos, no somos nada sin Dios y sin los demás. Cuando volvamos a lo ordinario, no caigamos nuevamente en la rutina.