El próximo domingo se celebra la IV Jornada Mundial de los pobres con el lema «Tiende tu mano al pobre».
Nos llega, en plena pandemia, una de las jornadas eclesiales más entrañables: La IV Jornada Mundial de los pobres, instituida por el Papa Francisco, este año con el lema: «Tiende tu mano al pobre». No sería justo reducir la pobreza sólo al campo económico, cuando tantas «pobrezas» nos asolan y golpean sin piedad: la pobreza cultural, la religiosa, la de valores humanos, la de sentido fraternal de la historia, la de una mínima sensibilidad para captar situaciones dramáticas, la de ideales nobles que transformen a fondo nuestra sociedad. En su Mensaje de este año, el papa Francisco nos señala «cinco caminos» para encarar la pobreza.
“Primero, tender la mano hacia los pobres. Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor.
Segundo, la Iglesia no tiene soluciones generales que proponer, pero ha de ofrecer, con la gracia de Cristo, su testimonio y sus gestos de compartir.
Tercero, apoyar a los más débiles, estar cerca de los que sufren, tomando conciencia de la fragilidad de nuestra existencia.
Cuarto, vencer esa “globalización de la indiferencia” que se ha ido desarrollando, casi sin darnos cuenta, volviéndonos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros.
Quinto, no podemos ser felices hasta que estas manos que siembran la muerte se transformen en instrumentos de justicia y de paz para el mundo entero».
Tendamos, pues, la mano al pobre, en esta hora. Víctor Hugo nos dejó esta frase lapidaria: «Es fácil ser bueno, lo difícil es ser justo».
¡La batalla de todas las pobrezas se libra en el campo de la justicia y del amor!
Antonio Gil
Sacerdote