Veinticuatro años son suficientes para comprobar que cada peregrinación a Guadalupe es diferente. Miles de cordobeses han participado alguna vez en esta peregrinación diocesana, que desde hace casi un cuarto de siglo viene organizando la Delegación de Juventud. Este año como novedad se presenta el arranque del Sínodo de los Jóvenes que se desarrollará en la diócesis de Córdoba entre 2019 y 2022.
La peregrinación a Guadalupe, pueblo extremeño de la provincia de Cáceres, demuestra año tras año que la juventud de la diócesis de Córdoba está viva. La patrona de dicha localidad es la Virgen de Guadalupe, que a lo largo del año recibe miles de peregrinos llegados desde toda la geografía española. Además de ser la patrona de Guadalupe, lo es también de la Hispanidad, ya que a comienzos del siglo veinte fue coronada canónicamente como Reina de la Hispanidad o “de las Españas”.
Coincidiendo con tan señalada fecha para la diócesis de Córdoba, este año se ha aprovechado para hacer el lanzamiento del Sínodo de los Jóvenes, que se llevará a cabo en los próximos tres años. La idea de este Sínodo es hacer un camino juntos divido en tres grandes momentos. El primero de ellos será desde Guadalupe 2919 hasta junio de 2020, bajo el hilo conductor “La iglesia te escucha”. El segundo momento irá de Guadalupe 2020 hasta la PEJ 2021, bajo el lema “La iglesia te acompaña”. Por último, el tercer momento se desarrollará entre Guadalupe 2021 y la JMJ de Lisboa 2022, denominado “La iglesia te necesita”. Quedan por lo tanto por delante tres años de trabajo en el que la diócesis de Córdoba pretende escuchar la opinión de los jóvenes sobre la Iglesia.
En cualquier realidad, movimiento o parroquia de la provincia de Córdoba se puede encontrar a alguien que ha hecho esta peregrinación diocesana al menos una vez en su vida. Cada año son más los peregrinos que se suman a ella, el año pasado se superaron los mil. Entre esas más de mil personas se encuentran realidades muy diferentes, sacerdotes, seminaristas, religiosas, voluntarios y peregrinos con una meta común, llegar a la basílica mariana de la Virgen de Guadalupe y vivir un fin de semana único. En estos veinticuatro años son muchas las personas que han encontrado durante esos días su vocación, como es el caso de Javier Rodríguez, seminarista que está cursando actualmente sus estudios en el Seminario Mayor San Pelagio, que asegura que “fue a los pies de la Virgen y del Sagrario donde sentí que el Señor me llamaba a ser sacerdote”. Este será su quinto Guadalupe, dos como peregrino y tres como seminarista y reconoce que es “una experiencia en la que puedes percibir como Cristo se sirve de ti como instrumento”. Ver como Dios realiza sus obras en los jóvenes es una “sorpresa para los seminaristas”.
Para Yolanda Jurado, voluntaria de la Delegación de Juventud, sus primeros años como peregrina le ayudaron a descubrir que hay muchos jóvenes “que llevan el estilo de vida que yo quería para mí” fue consciente de que no “está sola”. Si bien es cierto, Yolanda confiesa que vivir la peregrinación como voluntaria no es “fácil ni cómodo”, ya que se asume mucha responsabilidad para que todo salga bien, pero reconoce que cuentan con “grandes personas” que muestran su apoyo, “seminaristas, sacerdotes, delegados de juventud o religiosas”. Los voluntarios tienen una sola labor “servir”, según Yolanda deben ser “humildes y sencillos”.
Álvaro Migueles, perteneciente a la Acción Católica en Córdoba, fue uno de los más de mil jóvenes que participó el año pasado, explica que “la diferencia con otras peregrinaciones es que ésta está orientada a la juventud, fomentando catequesis, adoración al Santísimo, y todo mezclado con alegría y momentos de fraternidad”. Asegura que para él Guadalupe es “un camino de profundización en la fe conjuntamente con los jóvenes de mi Diócesis”.
El sacerdote Víctor Morón recuerda tan bien su primera peregrinación a Guadalupe que no se le olvida que fueron 862 jóvenes. Fue en 2007 y la define como “un antes y un después en la vivencia de mi vida cristiana”. Víctor ha experimentado Guadalupe como peregrino, como seminarista y como sacerdote, asegurando que como sacerdote es “una experiencia muy enriquecedora ver como los jóvenes se confiesan y sienten muy de cerca a Dios en la oración, en el silencio o en la convivencia”. En sus peregrinaciones como sacerdote le gusta poner a prueba a los nuevos peregrinos, recomendándoles “que aprovechen cada momento al cien por cien para que estos días marquen un antes y un después en sus vidas”.
La repercusión de la peregrinación ha sido el motivo por el que se ha decidido que es un buen momento para que arranque el Sínodo. Será la mañana del dieciocho de octubre cuando, durante la misa de envío en la Santa Iglesia Catedral, monseñor Demetrio Fernández, de por inaugurado el Sínodo de los Jóvenes. El seminarista Javier Rodríguez considera que “es una gran oportunidad para dar testimonio de la juventud de una Iglesia viva y que está llamada a ser testimonio en el mundo”. La idea principal del Sínodo es que los jóvenes sean evangelizadores de otros jóvenes y como ha recordado el papa Francisco en su Encíclica Apostólica Postsinodal “Christus Vivit”, ¡Él vive y te quiere vivo!
Los responsables de los GPS, Grupos para el Sínodo ya han tenido su primera toma de contacto en una convivencia recientemente en la Casa Cristo Rey de Villanueva de Córdoba. Yolanda Jurado estuvo allí como responsable de uno de los grupos y asegura que “es muy necesario que todos hagamos un camino común para aportar nuestro pequeño granito de arena en el acercamiento de la iglesia a los jóvenes”.
Dejemos actuar a Dios por medio de su Santa Madre para que la XXIV Peregrinación a Guadalupe sea un éxito, que muchos jóvenes tengan la oportunidad de encontrarse con Cristo durante ese fin de semana y se suban al tren del Sínodo de los Jóvenes de Córdoba. Escuchemos al joven Álvaro Migueles que aconseja que es una experiencia para “vivirla al menos una vez en la vida” ya que, según él, “para un joven católico no hay nada parecido”.
