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Renovados y fortalecidos para el servicio

Once trabajadores del Hospital San Juan de Dios confirmados por el Obispo de Córdoba

En los pasillos del Hospital San Juan de Dios se respira humanidad. Es allí donde se desenvuelven los días de sus trabajadores, entre la disciplina de la atención diaria y proyectos compartidos para que este hospital sea referencia de vanguardia médica y de trato cálido, incomparable. Este clima es el resultado de una implicación personal de los sanitarios y todo el personal que allí trabaja. Este estilo de atención revela valores cristianos y una fe que ha conducido a la confirmación en la Catedral de once trabajadores del centro hospitalario

El Hermano Isidoro, superior de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, reconocía en muchos trabajadores el aliento de una fe verdadera. Desgranado en cada gesto, veía en ellos un compromiso por la afectividad, por el contacto; acompañando en el dolor con la vocación de servicio intacta. De esta observación diaria surge el ofrecimiento del religioso que propuso una formación catequética para un grupo de once que mantenían el anhelo de avanzar en sus vidas cristianas. Todos, por distintos motivos, caminaban en la Iglesia sin el regalo del Espíritu Santo: la confirmación.

Hermano Isidoro, Superior de la Orden de San Juan de Dios en Córdoba.

Estas personas, comprometidas con su fe, “gente que en su profesión daban testimonio de Cristo, del mensaje de Jesús de Nazaret”, subraya el Hermano Isidoro, reconocían su deseo de acceder al sacramento, mientas daban cuenta de la dificultad que implicaba para ellas acudir a sus parroquias para recibir la formación necesaria. Aunque participaran en la oración, visitaban la Capilla y no faltaran a las celebraciones que tienen lugar en el centro hospitalario, querían impulsar sus vidas de fe y vencer el obstáculo de horarios y turnos para acceder a la formación para confirmarse.

En la intensidad de cada jornada laboral, encontró el Hermano Isidoro una fortaleza: en el mismo recinto hospitalario ofrecería la catequesis. El superior de la Orden se puso manos a la obra y en medio de pruebas, diagnósticos, citas y atención al público se inició el camino que culminó en la confirmación del grupo de manos del obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández.

Así “han dado el paso de recibir al Espíritu Santo para que les siga dando fuerza”, en un tiempo de presión asistencial elevada por la irrupción del Covid-19. En este momento, los sanitarios atraviesan por el tiempo profesional más exigente, el más intenso de cuantos recuerdan y, sin embargo, es en este contexto de crisis sanitaria florece la espiritualidad cristiana. El Hermano Isidoro se rodeó de un equipo de dos personas formadas en Teología para iniciar la formación porque ellos mismos “no se detienen el trato técnico con el paciente” sino que “además anuncian a Cristo”. A la propuesta se apuntaron más de una decena de personas que a lo largo de meses se han estado formando para poder “dar una palabra de aliento en medio del sufrimiento que venga de la fe que vivimos”. Ana, Vicente y Alex, recién confirmado comparten la experiencia de recibir al Espíritu Santo en medio de la incertidumbre de una pandemia.

Ana Ávila Quero, Servicio de Admisión, “ La confirmación ha sumado optimismo a mi profesión”

Ana es trabajadora del servicio de recepción de pacientes y asegura que su experiencia de la formación catequética “ha superado mis expectativas”. Considera un regalo pertenecer a este grupo de confirmandos, al tiempo que agradece al hermano Isidoro “por acompañarnos en el camino de maduración en la fe”. Esta profesional del Hospital San Juan de Dios asegura que recibir el sacramento ha significado “renovar y fortalecer mi fe” y recibir al Espíritu Santo le ha supuesto “madurar en el plano personal”. En tiempo de pandemia, la confirmación le ha llegado como bálsamo y ayuda para una dedicación desbordante, solo contenida por el esfuerzo y el trabajo. Para ella, la fe le ha ayudado a “acometer el desempeño de mi profesión con un mayor optimismo y a trabajar como San Juan de Dios nos enseñó con rigor y excelencia, respetando a las personas en su dignidad”.

Alejandro Vallejo Marín, Auxiliar de Enfermería, “ Los valores de los hermanos de San Juan de Dios son muy importantes para afrontar la pandemia”

Para Alejandro este tiempo de formación y la posterior confirmación se resume en la palabra gratitud. Junto a sus compañeros, le ha resultado muy gratificante una convivencia con este grupo de personas en el que “hemos participado con toda libertad, abriendo debate, mostrando nuestros pensamiento y cómo nos hemos sentido en todo momento”. El propósito de Alejandro al recibir el sacramento era “reafirmar la decisión que tuvieron mis padres en su día de que fuera cristiano”. Pasados los años, ha tenido la oportunidad de reafirmarse personalmente y quiere continuar viviéndolo como un verdadero cristiano.

En su tarea profesional, la fe le ayuda a tener esperanza y, en plena crisis sanitaria, es un verdadero impulso para seguir “transmitiendo la misma seguridad, tranquilidad y fuerza para afrontar esta enfermedad o cualquier otra”. Para él, la fe es sinónimo de esperanza y, por tanto, de superación de una situación que será vencida por los valores recibidos de los Hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, valores “muy importantes para afrontar situaciones como la que estamos viviendo actualmente”.

Vicente Luque Sotomayor, Servicio de Admisión, “La fe nos fortalece en los días que se hacen grises”

Este profesional está integrado en el equipo administrativo del hospital y asegura, tras años de convivencia, que en esta gran familia hospitalaria la “fe siempre está presente en la atención al más necesitados”. La empatía con el usuario y la voluntad de servicio se transmite a través de los hermanos de San Juan de Dios desde que llegan al centro como trabajadores. Así encuentra en esta enseñanza “fortaleza en los días que se nos hacen grises y caridad ante el que sufre la soledad”.

Para él, recibir la confirmación “ha sido una experiencia inolvidable” que le ha permitido compartir con sus compañeros momento único con la presencia de Dios y la Virgen María. Este tiempo de formación a través del equipo creado por el Hermano Isidoro ha contribuido a que cada día “nos reafirmáramos más en la fe” hasta recibir un sacramento que lo ha llenado de fortaleza con los siete dones del Espíritu Santo y le impulsa a seguir creciendo como cristiano con la fe “en que he vivido desde niño con mi familia y que ahora reafirmo por decisión propia”. Ahora la oración como “un buen ejercicio para encontrar la paz interior” es el instrumento de su vida cristiana en al que espera que la pandemita termine y “vuelvan los besos y los abrazos”.

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