Este pasado domingo 24 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, la comunidad benedictina del monasterio de la Santísima Trinidad de Santa Brígida en Gran Canaria y la diócesis de Canarias, han estado de enhorabuena, pues uno de sus hijos, Fray Eloy Quintero, ha profesado solemnemente sus votos.
En este esperado día fue acompañado por la comunidad allí presente y una
sencilla representación de la Iglesia, que en palabras del padre prior
representaban a toda la Iglesia universal que se alegra y ora por este
hermano, al que invitaba con palabras muy cercanas en su homilía a
seguir adelante, sin echar la vista atrás, sabedor de quién se ha fiado.
“A Cristo en persona que te ha cautivado y sigue cautivando. El Cristo
resucitado y de la Gloria. A ese Cristo es al que sigues. No sigues una
filosofía, una idea, no sigues ni siquiera una moral, una
espiritualidad…le sigues a Él”, indicó el prior en su homilía
Por otro lado, fueron particularmente sentidas las palabras que dirigió
a los padres y familiares de Quintero, que debido a la situación de
estado de alarma no pudieron estar en la ceremonia físicamente pero sí
presentes desde la oración y la comunión eclesial. “Han querido,
simplemente orar, con toda la fuerza de la expresión». Un sacrificio
más, que no es sino alegría al ver cumplidas las ilusiones de su hijo,
que sigue caminando en la senda del que lo llamó y se fio de él. Vive en
el amor de Cristo, escucha al Espíritu, vive la liturgia, sé un hombre
de Iglesia, olvídate de ti y tendrás en tu corazón el Reino de Dios. Si
esto vives, la Iglesia avanza contigo, la comunidad avanza contigo, el
Reino avanza contigo y Dios se alegrará un día como se alegra hoy de
abrazarte para siempre”.
Toda la ceremonia fue seguida en un clima sencillo y solemne a la vez,
pleno de espiritualidad invocando a todos los santos y santas, de manera
especial a San Benito Abad y, en particular, a los beatos mártires de
Tazacorte, San José de Anchieta y el Santo Hermano Pedro.
Concluida la celebración, Fray Eloy, en la puerta de la hospedería del
convento, agradeció personalmente a los allí presentes y recordó de
manera entrañable a su familia, a la diócesis de San Cristóbal de La
Laguna, al Seminario Diocesano, a los fieles de El Hierro, muy
particularmente a la feligresía de San Antonio Abad en El Pinar, y a
otras muchas personas importantes en su caminar.