Esta semana en Vivir la liturgia Javier Sánchez detalla la actitud en las distintas partes de la eucaristía.
Estar sentados es otro modo de participar activamente en la liturgia y expresión de nuestro interior orante. Permite recogernos mejor y disponernos para una escucha atenta. Favorece el silencio. Los fieles en la liturgia están sentados para orar, meditar en silencio o escuchar las lecturas bíblicas y la homilía.
Dice el Misal: “Estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión” (IGMR 43).
En la Liturgia de las Horas, todos estarán sentados durante la salmodia, durante las lecturas y la homilía. En las demás celebraciones sacramentales, permanecerán los fieles sentados durante los escrutinios o interrogatorios (Profesión solemne, Ordenación, matrimonio).
Sentados escuchamos las lecturas de la Escritura. La Palabra de Dios debe ser acogida con fe y docilidad, en clima orante: “La liturgia de la palabra debe celebrarse de tal manera, que favorezca la meditación” (OLM 28); sin duda, estar sentados es lo más conveniente para esta interiorización.
Sobre los asientos de los fieles, “es conveniente que… dispongan habitualmente de bancas o de sillas. Sin embargo, debe reprobarse la costumbre de reservar asientos a algunas personas particulares. En todo caso, dispónganse de tal manera las bancas o asientos… que los fieles puedan asumir con facilidad las posturas corporales exigidas por las diversas partes de la celebración y puedan acercarse expeditamente a recibir la Comunión” (IGMR 311), es decir, con reclinatorio para poder arrodillarse en la consagración y espacio y amplitud para poder salir a comulgar sin molestar a los demás.
El obispo o sacerdote reproducirá a Cristo Maestro, sentado en medio de sus hermanos. La sede del sacerdote -¡más aún la cátedra del Obispo!- posee un valor simbólico: es el signo del mismo Cristo-Cabeza; debe tener su relieve, destacada, algo elevada. Además es única (no tres sillones iguales y juntos). “La sede (cátedra) del obispo o del sacerdote debe significar su oficio de presidente de la asamblea y director de la oración” (Catecismo, 1184).
En la sede, el sacerdote preside el rito de entrada y postcomunión, y también puede, y es más significativo, realizar la homilía, sentado o de pie: “El sacerdote celebrante dice la homilía desde la sede, de pie o sentado, o desde el ambón” (OLM 26).
¿Sabías qué el silencio forma parte de la Misa?
El silencio sagrado forma parte de la celebración eucarística y ha de guardarse. La naturaleza de éste depende del momento en que se observa. Así, en el acto penitencial y después de la invitación a orar, los presentes se recogen en su interior; al terminar la lectura o la homilía, meditan brevemente sobre lo que han oído y después de la comunión, alaban a Dios en su corazón y oran (cf. OGMR 45).