Para comenzar bien este año, aún apenas iniciado, la Junta Parroquial Beato Juan Ibáñez de la Parroquia albojense de la Concepción organizó una peregrinación martirial para continuar profundizando en la vida de su Arcipreste Mártir. El medio centenar de peregrinos partió de mañana desde la plaza de san Francisco para llegar a la S y A. I. Catedral de la Encarnación de la ciudad de Almería. De la mano del Deán de la misma, D. Francisco Salazar Zamora, pudieron conocer los aspectos arquitectónicos y varias anécdotas históricas del templo madre de todos los templos almerienses. En la capilla de la Asunción se celebró la Santa Misa y se entregó al Cabildo catedralicio una reproducción del lienzo que representa al Beato Juan Ibáñez, fruto del gran artista D. Andrés García Ibáñez. En la capilla de los Mártires, en proceso de reforma, se cantó el himno del Beato albojense y se rezó el Credo. En ese momento se recordó su participación en el Sínodo Diocesano de 1929, celebrado precisamente en este grandioso templo.
A la salida de la Catedral se celebró un encuentro con el presbítero albojense don Pedro María Fernández Ortega, antiguo párroco de la Concepción y actualmente residente en la Casa Sacerdotal san Juan de Ávila. En su honor se interpretaron canciones dirigidas a Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente Coronada, con los inevitables vítores con los que suelen concluirse este tipo de encuentros.
Ya en la Iglesia Parroquial de san Juan Evangelista se hizo memoria de que, precisamente en este templo, el Beato Juan Ibáñez celebró su primera Misa el 25 de diciembre de 1905. Escogió este antiquísimo templo porque, junto a éste, se levantaba anteriormente el Colegio de san Juan para Niños Pobres donde él cursó sus estudios. Allí, además de realizar una nueva ofrenda de la imagen del Beato, se conoció el interesante devenir histórico de este sagrado edificio.
Finalmente, tras reponer fuerzas en un restaurante de Tabernas, se vivió la parte más emotiva de toda la peregrinación. Acompañados por el Deán de la Catedral, con la atardecida los peregrinos se encaminaron al pozo de Cantavieja. En este lugar martirial, en la noche del 12 de septiembre de 1936, recibió glorioso martirio el Beato Juan Ibáñez y aquí permaneció su cuerpo hasta su exhumación en 1941. En mitad de un sobrecogedor silencio, tras responder a las preces del Deán, se cantó nuevamente el himno del Beato y se depositó un ramo de laurel mientras se repitieron los gritos a Cristo Rey que sellaron los labios de los que allí sellaron con sangre su Fe.