Pablo Atencia aprendió a rezar mirando al Cristo Coronado de Espinas y a la Virgen de Gracia y Esperanza, como le enseñaron sus padres. «Soy hermano de la Cofradía de los Estudiantes desde que nací».
«En mi casa la oración en familia ha sido algo muy habitual. Recuerdo especialmente desde pequeño el rezo todas las noches al “Ángel de la Guarda” con mis hermanas y hermano. He sido alumno del Colegio El Romeral, donde me fomentaron la vida interior, el esfuerzo, la formación religiosa y los valores cristianos, algo que coincidía con lo que veía en mi casa. Mis padres han sido siempre un referente para nosotros. No nos decían lo que teníamos que hacer, nos daban ejemplo de vida: oración, bondad, honradez, humildad y generosidad, anteponiendo los intereses generales a los particulares, e implicación en la sociedad».
Para el presidente de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, «rezar es la oportunidad de dialogar con Dios para reflexionar, fomentar la vida interior y pedirle ayuda para los demás. La fe es un don que Dios nos da, que hay que cuidar a través de la oración. Con la oración se mantiene y fomenta». Atencia afirma que intenta ser constante en ella todos los días, «especialmente en los momentos buenos, para darle gracias a Dios por todo lo que nos da, que no solemos valorar. Tengo más tendencia a dar las gracias que a pedir favores. Cuando hay un problema hay que ocuparse y no quejarse», explica.
ÁNGEL DE LA GUARDA
Pablo Atencia reconoce que es posible orar en el coche, en el trabajo, en la casa… «Busco los momentos en los que necesito paz interior. A través de la oración se puede ser más feliz, te puedes conocer mejor y ser mejor persona, amigo y profesional. Se debe aspirar a ser santo en la vida ordinaria y en lo cotidiano, anteponiendo a Dios en todo lo que hagas y dando trascendencia a nuestros actos. Todo esto te ayuda a tener una visión más generosa y serena de la vida. Su oración recomendada es el Ángel de la Guarda. «Habitualmente le pido a los Ángeles de la Guarda que cuiden de mi familia y seres queridos, y que acompañen a los que piensan mal de los demás para que cuiden y aprendan a ver lo bueno y a pensar bien, aunque nos equivoquemos. Tenemos más virtudes que defectos. La sociedad irá mejor cuando nos dediquemos a ver las cualidades positivas y hablar bien de los demás», concluye.
Ángel de la Guarda, dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día.
No me dejes solo que me perdería.
Ana María Medina