Este año se celebra con una novedad: la Santa Sede hacía publico el pasado mes de noviembre la decisión de cambiar de enero al último domingo de septiembre la Jornada, respondiendo a la petición de varias Conferencias Episcopales. Es la razón por la que este año se traslada a este domingo , 29 de septiembre.
Aunque la fecha de celebración es distinta, el objetivo sigue siendo el mismo: sensibilizar sobre la acogida a los migrantes y refugiados que «no son un peligro, sino una ayuda que nos enriquece», tal y como recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones en su mensaje para la Jornada que, en su escrito, reclaman que se trate, por todos los medios, de erradicar y prevenir situaciones de vulnerabilidad o la desatención de los derechos humanos que sufren estas personas en nuestro país.
La Comisión Episcopal de Migraciones, además de seguir actuando en conjunción con la Red Migrantes con Derechos, está elaborando este año materiales con la Comisión hermana de la Conferencia Episcopal Dominicana según indicación de la Sección vaticana Migrantes y Refugiados.
Por su parte, el Papa Francisco, en su particular mensaje para la ocasión, recuerda que “la fe nos asegura que el Reino de Dios está ya misteriosamente presente en nuestra tierra (cf. Gaudium et spes, n. 39); sin embargo, debemos constatar con dolor que también hoy encuentra obstáculos y fuerzas contrarias. Conflictos violentos y auténticas guerras no cesan de lacerar la humanidad; injusticias y discriminaciones se suceden; es difícil superar los desequilibrios económicos y sociales, tanto a nivel local como global. Y son los pobres y los desfavorecidos quienes más sufren las consecuencias de esta situación”.
De este modo, el Santo Padre advierte que “la presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, representa hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad, que corren el riesgo de adormecerse con un estilo de vida lleno de comodidades”.
No se trata solo de migrantes, significa, en palabras del Papa, “que al mostrar interés por ellos, nos interesamos también por nosotros, por todos; que cuidando de ellos, todos crecemos; que escuchándolos, también damos voz a esa parte de nosotros que quizás mantenemos escondida porque hoy no está bien vista.”
El secretariado diocesano de Migraciones de nuestra diócesis ha elaborado todo un programa de actos para la celebración de esta jornada que incluye la participación en el Encuentro Diocesano de La Rábida este sábado, un campamento con jóvenes migrantes en Mazagón y la celebración de la Eucaristía presidida por D. José Vilaplana, obispo de Huelva, en la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen, este domingo, a las 12.00 h.
A la conclusión de la Santa Misa habrá ocasión de escuchar algunos testimonios de alguno de estos migrantes llegados a Huelva, comida compartida, actuaciones musicales y una ruta marítima por el litoral de Mazagón. La jornada culminará con una visita y merienda en el Faro de la localidad costera como símbolo de la acogida en medio de la noche que estas personas viven y como mirada esperanzada en el horizonte de cada una de estas vidas.