Este fin de curso se está viendo alterado por los efectos de la pandemia, al mismo tiempo, que la creatividad para promover reuniones se ve favorecida por el uso de nuevas tecnologías. Una muestra es la clausura compartida y vivida de los profesores de religión con el Obispo de Córdoba, que desde el 18 de mayo se ha reunido por medios telemáticos con estos docentes para conocer sus dificultades y fortalezas en este tiempo de aulas vacías.
En total, 272 profesores que en estos momentos de confinamiento están impartiendo la asignatura en colegios e Institutos públicos y concertados, han estado presentes en esta convocatoria. Esta conexión, ha alcanzado a 216 de ellos por vía telemática, un encuentro único por la capacidad de interacción entre el colectivo y el Obispo y entre todos entre sí. Juntos han escuchado las palabras de Don Demetrio que los ha atendido para alentar su labor y compartir con ellos sus preocupaciones y ha seguido con mucho interés todas sus aportaciones, porque le interesa la situación de la educación en estos momentos difíciles que estamos viviendo y porque le importa lo que la asignatura de Religión Católica pueda aportar a la misma. Ver sus caras y escuchar sus voces de compromiso y entrega ha resultado reconfortante para todos, porque el profesorado de religión está en medio de un panorama educativo cambiante, acelerado en sus métodos por la pandemia que precisa participación decisiva también en lo social.
Crónica de un encuentro
“LA IGLESIA OS ENVÍA Y ACOMPAÑA”
El Obispo de Córdoba comenzó felicitando a los profesores de religión la Pascua de Resurrección y encomendándolos a la Virgen en este mes de mayo, mes mariano por excelencia. Les recordó que aunque la administración pública sea la que les contrata, es “la Iglesia quien les envía a su misión educativa y les acompaña en su tarea”. Algo que no deben olvidar nunca en su labor docente y cuidar y perfeccionar para sumarse a la Iglesia y en comunión con el Pastor de su Diócesis. Una orientación que fue corroborada por muchos de ellos. Para muchos de los profesores, el encuentro “ha sido una bocanada de esperanza y felicidad en estos tiempos tan raros y difíciles”, mientras otros lo han valorado como una oportunidad para el intercambio de experiencias donde ha prevalecido el sentimiento de agradecimiento al Obispo porque se ha podido “escuchar a todos los compañeros y, sobre todo, a Don Demetrio. Gracias por el apoyo que tenemos y sentimos”. La unión se ha hecho más fuerte en este encuentro digital y así lo experimentan algunos profesores para los que la experiencia “ha sido muy bonita y motivadora la reunión con el Obispo. He presenciado que, a pesar de las dificultades, estamos unidos”. La amistad ha crecido y el sentido de pertenencia, también: “no dudé ni un momento en poder estar con el Señor Obispo y vosotros. De verdad, me sentí arropada y acompañada y sé que mis compañeras también. Era necesario, creo, vernos y compartir, han sido meses muy duros”, dice una profesora inmersa en las dificultades que cada día le plantea la educación a distancia.
El obispo es consciente del papel social que los profesores de religión están desempeñando en este tiempo de crisis sanitaria y social. En el encuentro telemático dejó constancia sobre cómo la clase de Religión iba a ser, para muchos, el único medio por el que les pudiera llegar la luz del Evangelio y el conocimiento de Jesucristo. El pastor de la Diócesis les trasladó que ellos son una luz que necesitan para encontrar orientación en la vida y que tienen derecho a recibir a través de la educación. La presencia del profesor de Religión en la escuela hace posible que las familias puedan educar a sus hijos según las convicciones religiosas y morales que deseen, compartió el obispo de Córdoba.
Los profesores fueron aportando detalles de cómo estaban trabajando en unión con el resto de compañeros de sus centros, siguiendo las indicaciones de la administración educativa y de sus equipos directivos. Adaptando sus programaciones a la situación nueva provocada por el COVID-19, trabajando en equipo, intensificando su trabajo para poder cubrir las nuevas necesidades, poniéndose al día en los medios técnicos requeridos por cada centro para contactar con los alumnos y sus familias y para hacer más motivadoras y asequibles las actividades que tenían que enviar. Los profesores quisieron mostrar “nuestro agradecimiento a los equipos directivos que han equiparado la asignatura de Religión al resto de asignaturas y la han tratado con la misma seriedad y las mismas oportunidades”. Esta relación de compañerismo permite situar la materia entre las asignaturas que han de ser respetadas y valoradas porque colabora a la educación integral de los alumnos y es elegida por sus familias.
EL MAESTRO DE RELIGIÓN EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO
En este tiempo de pandemia, la preocupación por los alumnos se ha concretado en procurar que tengan los recursos necesarios para seguir las clases y para superar las dificultades y carencias en esta situación actual. Esta es la tendencia unánime de los profesores que ha quedado patente durante el encuentro telemático. Representa esta implicación la incesante iniciativa del profesor José Luis Álvarez, que trabaja en algunas aldeas cercanas a Priego de Córdoba, este es el relato de un tiempo en que la creatividad ha ocupado la primera banca para aprender los fundamentos de nuestra religión.
Un profesor de puentes telemáticos
Hola, es un placer poder dirigirme a vosotros y contaros cual está siendo mi experiencia como docente en este tiempo de alarma sanitaria y consiguiente confinamiento.
Soy José Luis Álvarez Domínguez, maestro de Religión Católica de infantil y primaria en el Colegio Público Rural Tiñosa de Priego de Córdoba junto a mi compañera Mª Carmen Rodríguez.
Mi colegio está formado por nueve aldeas, de las cuales seis pertenecen a Priego, dos al municipio de Almedinilla y otra es una ELA.
El trabajo que estoy realizando durante este tiempo ha tenido sus complicaciones, como a todos nos ha ocurrido. Hemos de entrar de lleno en el mundo de las nuevas tecnologías. Para muchas familias del colegio ha sido un reto importante, ya que algunas de ellas no sabían manejarse con estos recursos digitales. Aunque los niños sí se desenvuelven muy bien con ellos. Además, nuestro centro ha apostado por la digitalización de la enseñanza proporcionando, por ahora, ipad a muchos de los alumnos de 2º y 3º ciclo. Esto ha sido una gran ventaja.
Las familias tampoco contaban con medios suficientes. Algunas no tenían ordenador o tablet, a veces tampoco conexión a internet o con una señal muy baja debido a su situación geográfica en la que viven. Sólo contábamos con el teléfono móvil. Desde que autorizaron poder enviar material a las familias, nuestro director dotó de ordenadores a aquellas familias que lo necesitaban, bien por no tener ninguno o por ser varios hermanos y sólo disponer de uno. También proveyó de tarjetas de teléfono con datos a las familias que carecían de ellas al no tener instalado internet en casa. Así pudimos conectarnos con sus hijos para que siguieran el ritmo de sus compañeros.
Siguiendo las instrucciones del director, dijo al claustro que la inspecciónn había comunicado que sólo se hiciera hincapié en las asignaturas instrumentales y que con las demás asignaturas nos dedicáramos a enviar actividades más lúdicas, interactivas, dinámicas, vídeos… para no hacer más agobiante y pesado el trabajo con los alumnos y las familias.
De ahí que los temas que voy trabajando con el alumnado son mediante las actividades interactivas que indica el temario, la elaboración de fichas de ampliación por medio de Liveworkheets , juegos a través de la aplicación Kahoots, en la que por medio de preguntas y respuestas los alumnos van afianzando todo lo trabajado en el tema, como veníamos haciendo en clase. En este apartado ha
sido un gran reto para poder jugar online, ya que hace falta tener en casa dos dispositivos a la vez, uno para poder hacer la videollamada y ver las preguntas y otro para poder contestarlas, también he podido unir varios cursos de las diferentes aldeas y convivir unos con otros, a la vez que jugamos y aprendemos; ellos elaboran su kahoot y después lo ponen en común, se divierten mucho con esta actividad.
Otras de la herramienta que utilizo es mi blog de religión y la plataforma Google ClassRoom con la que llevamos trabajando en el centro varios cursos y todos los alumnos de 2º y 3º ciclo y algunos de 1º ciclo tienen su correo propio del cole.
Las actividades que programo las envío por la plataforma Google ClassRoom, las subo al blog de religión y también las envío por WhatsApp y de esta forma intento facilitar a las familias el trabajo y también el envío de las fichas de sus hijos una vez realizadas. Realizo videollamadas con los alumnos para resolver sus dudas, ver cómo va el trabajo y no perder el contacto con ellos. Y me sirvo también de algunas otras cosas que se me ocurren sobre la marcha para hacer cercana y atractiva la ERE a los alumnos y a sus familias. A decir verdad, la relación con las familias en las aldeas es bastante buena, pero debido al confinamiento por la pandemia esta relación se ha hecho mucho más estrecha, de lo cual doy gracias a Dios.
También quiero decir que en el colegio me siento muy bien acogido, formo parte del claustro como un más, mis compañeros son muy buena gente, el equipo directivo vela celosamente para que, los niños tengan las horas de enseñanza religiosa que les corresponde y los maestros de religión tengamos idéntica consideración que los demás maestros del claustro. Especialmente nuestro director, Rafael Pérez, no pierde ocasión para preguntarme y atender cualquier necesidad o cuestión que le presento. También los alumnos y sus familias me muestran su respeto y cariño constantemente.
Quiero terminar este sencillo testimonio de lo que está siendo mi trabajo en la escuela en este tiempo de confinamiento, dando gracias a Dios por esta nueva experiencia que nos permite vivir y por todos los medios que pone en nuestras manos, que nos permiten continuar con provecho la enseñanza de la religión en la escuela. Dios siempre saca bien de todo. Bendito sea.
APOYANDO A LAS FAMILIAS
Los núcleos rurales y las familias con menos recursos están siendo las más perjudicadas en la educación de sus hijos a causa de la pandemia. Existe el riesgo de que la educación avance en dos velocidades, dejando a atrás a quienes son víctima de una brecha digital, pero también a los escolares que no encuentran el ambiente propicio para continuar con su aprendizaje. Así lo pone de manifiesto Juana Cerrillo, que trabaja en el CEIP Albolafia de Córdoba y en el CEIP Santa Bárbara en Cerro Muriano. Una profesional que ha desdoblado sus recursos docentes y personales para hacerse presente en la vida de sus alumnos. Es la crónica del esfuerzo y el compromiso cuando las aulas se cierran.
“Hay familias con problemas, como en muchos lugares, familias desestructuradas, con problemas económicos, etc…la brecha digital se hace patente en ellas… Es el CEIP Albolafia, donde mi testimonio puede ser más atípico, su funcionamiento era ya antes distinto a muchos otros. Primero porque funcionamos como Comunidad de Aprendizaje, lo que implica una relación más cercana y afectiva entre toda la comunidad educativa: maestros, alumnado, familias, voluntariado, secretaria, personal del comedor, asistente social, educador social, personal de limpieza, y personas de la barriada. Y en segundo lugar por las características especiales del centro y del barrio.
El viernes 13 de marzo, fue todo tan rápido que no nos dio tiempo ni para pensar. Pero ese fin de semana, en la mente de todo el profesorado estaban no sólo los niños /as del cole, sino también sus familias. Nos preguntábamos: y ahora, ¿qué?
Hay un equipo directivo de quitarse el sombrero y un claustro entregado al alumnado. Personas de diferentes creencias, católicos, evangélicos, ateos…fueron capaces de pensar, buscar soluciones, tener iniciativas, pedir ayuda, organizar y poner a funcionar en unos días un engranaje que recaudó fondos para comida urgente. Cada uno aportamos lo que pudimos, familiares y amigos se fueron uniendo a esta idea; otros además fueron voluntariamente a organizar y repartir.
Las tres primeras semanas fueron fundamentales, no tenían qué comer. El plan SYGA ayudaba, pero era sólo para los alumnos escolarizados. ¿Y los hermanos mayores?, ¿y las familias que sus hijos salieron del cole el año pasado y necesitan ayuda?, cómo dejarlas fuera. Se optó por seguir ayudándolos, son del barrio y por tanto parte de la comunidad.
Se necesitaban productos frescos como yogures, pan, carne, verduras y frutas, que se empezaron a repartir. No puedo dejar de nombrar a las parroquias cercanas como a Santa Luisa de Marillac y a Cáritas que hacen una labor magnífica, inmensa en toda la zona y que se quedaron colapsadas a los pocos días del confinamiento. Gracias a sus párrocos y a sus voluntarios, de todo corazón, sois grandes.
Ahora se están comprando para las familias tarjetas con datos; ONGs (como Educación e infancia, Maizca, Prolibertas, y alguna que olvido seguro) y particulares han colaborado, no sólo en los alimentos sino también, donado tarjetas y teléfonos usados, otros terminales se han comprado, para poder estar en contacto y que los niños y niñas sigan trabajando desde casa…”
Esto es una pequeña muestra de cómo se está ayudando a los alumnos y sus familias que, en muchos casos, tienen estas o parecidas dificultades. Lo más bonito es que gracias a estas circunstancias se está generando comunión en las comunidades educativas y en los barrios.