Más conocido como “Padre Patera” por su trabajo con inmigrantes, el religioso de Cruz Blanca Isidoro Macías ha sido destinado a la comunidad que esta congregación tiene en Huéneja, donde atienden una residencia de ancianos: la Casa familiar -como ellos la llaman- Nuestra Señora de la Presentación.
El padre Patera y su superior, el padre Eduardo, visitaron al obispo de Guadix el pasado 31 de enero para presentar al nuevo miembro de la comunidad, que hay sido destinado a Huéneja. Aquí, tendrá que trabajar por los demás “tierra adentro”.
La residencia de áncanos que los hermanos de Cruz Blanca gestionan en Huéneja, además de proporcionar puestos de trabajo en una de las zonas más desfavorecidas de Andalucía, es una oportunidad para que los mayores no tengan que marcharse lejos de su tierra cuando llegan una edad avanzada. Aunque es pequeña, hace mucho bien en Huéneja y en todo el Marquesado del Cenete. Fue construida a comienzos de este siglo por iniciativa del Patronato Nuestra Señora de la Presentación, de Huéneja, y contó con la colaboración económica y de gestión de Cáritas Diocesana, entre otras ayudas. En la actualidad está gestionada por los hermanos de Cruz Blanca, que le dan calor a esta Casa Familiar.
El hermano Isidoro Macías, recién llegado a la comunidad, es más conocido por todos como el Padre Patera. Hace algún tiempo, fue entrevistado para la web de la diócesis de Guadix sobre su labor con los inmigrantes que llegan atravesando el Estrecho de Gibraltar. El hermano Isidoro reconoció que es un drama el que sufren todas estas personas, a las que “no les gusta llamar inmigrantes” y que atienden en la medida de sus posibilidades, en la comunidad de Algeciras. El Padre Patera recuerda que el carisma de los hermanos de Cruz Blanca pasa por atender a los más desfavorecidos, a los que menos cuentan, a los más discapacitados. No en vano, el carisma de esta congregación podría definirse con estas palabras de su fundador, el hermano Isidoro Lezcano: “la plena dedicación a los Cristos rotos por el dolor y la marginación, siendo en medio de ellos testimonios vivos del Amor de Dios”. En Huéneja, en la residencia de ancianos convertida en Casa Familiar, son, sin duda, testimonio de ese Amor de Dios.
Antonio Gómez