La comunidad educativa de los colegios diocesanos de la Fundación de Enseñanza Victoria Díez está conformada no solamente por los padres, estudiantes, claustro de profesores y personal de mantenimiento. También la integran sacerdotes, llamados capellanes o directores espirituales de los centros educativos, a quienes les ha tocado la ardua tarea de ser portadores de esperanza en medio de las circunstancias actuales.
Para esta próxima Navidad, “los hombres y mujeres que buscan una vida en plenitud encuentran en el Pesebre de Belén un camino que llena de esperanza y lo ilumina todo. Jesús, es la persona que hace que todo adquiera su verdadero sentido”, expresa Israel Risquert, capellán del Colegio Sagrado Corazón.
“Ha sido un comienzo difícil retomar la pastoral en nuestro colegio por la pandemia, a pesar de las dificultades con las medidas sanitarias, hemos podido llevar adelante celebraciones y pude acompañar a nuestros alumnos desde Infantil hasta Secundaria, experimentando su gran ilusión, porque ni la COVID-19 nos ha robado la alegría del Evangelio”.
Para Florentino Córcoles, director espiritual del Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, la presencia de la Iglesia en los centros educativos “es de una importancia fundamental, porque es uno de los ámbitos donde ejerce su misión de formación y de enseñanza”. Considera que abordar la realidad evangelizadora es una tarea propia de la Iglesia, “y en los colegios es esencial”.
Exhortó a mantener siempre “esa actitud de esperanza y de alegría ante la Navidad”. No podemos perder nunca de vista que “el Señor siempre viene, espera y tiene expectativa de encontrarnos a nosotros”. Por tanto, “la Navidad aparte de la oración y la participación en la liturgia, especialmente para los niños, lleva intrínseca el fortalecimiento de los valores cristianos”.
Alfredo Coria Patiño, director espiritual de Ntra. Sra. del Valle de Écija expresa que “el mensaje que ha trasmitido siempre la Iglesia y más ahora en los tiempos difíciles es la esperanza en el que viene a sanar los corazones, Jesucristo nuestro Señor”. Y los sacerdotes son transmisores de ese mensaje “llevando siempre a nuestro Señor mediante los sacramentos en la predicación de la esperanza a los alumnos”.
Por su parte, Antonio Guerra, capellán del Colegio Corpus Christi asegura que “el mensaje que transmite la esperanza cristiana es que no estamos solos ante el peligro, sino que Alguien que nos ama vela por nosotros: el Dios de Jesucristo. La Natividad del Señor celebra precisamente esta realidad de amor que viene de Dios. Decir ¡Feliz Navidad! para un cristiano es dar las gracias porque Dios no se desentiende de lo nuestro, sino que quiere estar con nosotros, pisando si hace falta nuestro propio barro. Contemplar un Belén y allí al Niño Jesús en un pesebre es una llamada a la esperanza, porque algo nuevo nace y es Dios que trae consigo todos los bienes. El Niño de Belén trae la ternura de Dios y un amor nuevo que está llamado a cambiar toda la humanidad. Ahí está, el que quiera que se acerque”.
Presencia de la Iglesia en los centros educativos
Hay una larga tradición docente de servicio social -explica el párroco del Corpus Christi- en algunos casos en zonas consideradas no precisamente elitistas. “La Iglesia acude para cubrir un derecho fundamental como lo es la educación, cuando el Estado no podía cubrirlo en su totalidad. Hoy día, la cobertura del Estado es lo suficientemente amplia como para garantizar el acceso al derecho a la educación”. Por tanto, “la razón de ser de la presencia de la Iglesia en los centros educativos viene a garantizar la pluralidad del modelo educativo y el derecho que tienen los padres a educar a sus hijos”. Antonio Guerra expresa que “el Estado es responsable de crear un marco que favorezca la pluralidad del modelo educativo, y los colegios concertados católicos garantizan este libre acceso. La educación concertada favorece la libertad de elección a familias con pocos recursos”.