Antonio Fernández y Josefa Dueñas pertenecen a la parroquia San Sebastián de Añora y son padres de tres hijas.
¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
La oración y el amor, que nos ayudan en los momentos difíciles. La jerarquización y el respeto mutuo. También el diálogo y la confianza.
¿Qué resulta más complicado en la educación de los hijos en este momento social?
La sociedad va contracorriente cuando quieres educar a los hijos bajo las enseñanzas de Cristo, lo pinta como algo obsoleto y anticuado. Las nuevas tecnologías, son un atractivo muy interesante, que hacen que se aíslen y muchas veces, aunque físicamente están a tu lado, su mente está muy lejos.
¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?
Cuando una familia es cristiana se nota a leguas. Se ve el amor que se profesan todos sus miembros, cómo se ayudan, cómo se perdonan, cómo están contentos con lo que tienen y sus expectativas son ser felices con el Señor y no tener muchos bienes materiales. Otro signo es la unidad familiar, la asistencia juntos a las eucaristías y a los actos religiosos,…
La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?
Intentamos mantener viva nuestra pequeña «iglesia doméstica». A la hora de la comida, cuando bendecimos la mesa, cada uno pide por sus intenciones o las de alguna persona que nos ha encomendado alguna intención y damos gracias, por supuesto, por todos los dones que se nos dan sin merecerlos. Inculcamos el respeto a los sacerdotes y religiosos, que entiendan que son personas dedicadas a la oración y a nuestra salvación. Que se desviven y lo dan todo por nosotros sin pedir nada a cambio.
Durante la pandemia, al no poder asistir físicamente a los cultos, hemos tenido nuestras celebraciones dominicales y de Semana Santa en casa. Cómo deberes de D. David, nuestro párroco, a todas las familias de la parroquia, construimos nuestro pequeño altar doméstico en Semana Santa y en el mes de mayo, otro para María.
¿Cuál es vuestra parroquia?, habladnos de vuestra vida en comunidad.
Pertenecemos a la parroquia de San Sebastián, de Añora. Estefanía y la mamá, somos catequistas de chicos que se están preparando para recibir el sacramento de Confirmación. Somos muy devotos de nuestra patrona, la virgen de la Peña, pertenecemos a la hermandad y hace algunos años que el cargo de abanderada recae en nuestra familia. Colaboramos participando en la eucaristía cuando se nos requiere y procuramos ayudar en lo que podemos, intentando ser parte activa de la parroquia.
¿Cómo imagináis la Iglesia del futuro?
Una Iglesia dividida en pequeños grupos, que vuelva a sus orígenes. La vida son ciclos y la Iglesia creemos que también. Se habla de que tiene que modernizarse, pero no con nuevas tecnologías, sino que se busca una «Iglesia descafeinada» y eso no va con las enseñanzas de Jesús. La Iglesia del futuro será pequeña, a la que se entra por decisión propia, una Iglesia de los pobres, de los humildes, donde prime el mandamiento de Jesús: «Amaos los unos a los otros cómo yo os he amado».
Fecha y lugar del matrimonio: El 5 de marzo de 1.994 en la parroquia de San Sebastián de Añora.
Número de hijos y edades: Tres hijas. Ana de 25 años, Estefanía de 20 y María de las Nieves de 14.
Un momento de vuestra historia familiar: El año pasado, en nuestro 25 aniversario, que recibimos la bendición de su Santidad el Papa Francisco.
Una actividad que comparte la familia en su tiempo libre: Viajar los domingos por nuestra comarca o visitar algún paraje natural.
Qué cosas no dejáis de hacer juntos cada día: Bendecir la mesa y dar un paseo por los alrededores del pueblo cuando viene el papá de trabajar.
Qué lugar ocupan los abuelos en casa: Un lugar muy importante, ellos han sido los que nos transmitieron la fe que ahora nosotros podemos transmitir a nuestras hijas. Al vivir muy cerca, han jugado un papel muy importante en nuestras vidas.
¿Rezáis por algún sacerdote?: Rezamos por todos, en especial por los que han pasado por nuestra parroquia y por nuestro párroco, además del párroco de Cardeña, que se nos ha asignado por la delegación de Familia y Vida de la Diócesis, en el programa «Pon un cura en tu familia» y rezamos por él y sus intenciones durante un año.