El Obispo de Málaga celebró la Misa de final de curso junto a seminaristas y formadores en el Seminario de Málaga.
En su homilía, D. Jesús dijo a los seminaristas que «en cada persona, en cada cristiano, crece el trigo junto con la cizaña; y hay que reconocer y afrontar su presencia y su acción. La cizaña es la inclinación a obrar el mal (concupiscencia, debilidades, inclinaciones al mal, vicios, situaciones de pecado). Dios espera que nosotros colaboremos activamente como tierra buena, para ayudar a crecer al trigo; y para anunciar el Reino de Dios en nosotros y en el mundo. Tengamos presente que la cizaña no es obstáculo para que el trigo crezca; la cizaña no le impide crecer al trigo».
Refiriendo el diálogo previo mantenido con ellos sobre las dificultades en la convivencia y el trabajo pastoral, D. Jesús añadió que «a todos nos corresponde hacer crecer el trigo, prescindiendo de la cizaña. La presencia de la cizaña no debe impedir el crecimiento del trigo; no podemos cruzarnos de brazos porque haya cizaña en nuestro campo. Trabajemos para que el trigo crezca y para que el reino de Dios se haga más presente».
Para terminar, el prelado les dijo «queridos seminaristas, habéis terminado un curso académico, que este año se ha desarrollado en unas circunstancias especiales debido a la pandemia. Hemos de aprender las lecciones que nos ofrece la vida y la historia y que nos preparan y maduran para responder en el futuro de manera cada vez más fiel a la voluntad de Dios. Aprovechad esta experiencia, haciéndola vida propia; y aprended de ella para seguir madurando y preparándoos para el ministerio sacerdotal».
Ana María Medina