Monseñor Demetrio Fernández ha presidido la eucaristía en la basílica de Guadalupe. Termina así la peregrinación de jóvenes en su XXV aniversario.
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha acompañado este fin de semana a los jóvenes de la Diócesis en su tradicional peregrinación a la basílica de la Virgen de Guadalupe. Durante el recorrido el prelado ha recordado en varias ocasiones a los jóvenes que han podido acudir este año a Guadalupe lo hacían en representación de todos los que por motivos de seguridad sanitaria no han podido hacerlo.
Durante la homilía de la eucaristía de despedida el obispo de Córdoba se ha referido al significado de la Virgen de Guadalupe para la Diócesis. “La Virgen ha marcado un sendero en la vida de la Diócesis” ha asegurado, lo que se demuestra con las vocaciones que han surgido en esta peregrinación que cumple veinticinco años. El camino de Guadalupe es para monseñor Demetrio Fernández “un camino eclesial” ya que los peregrinos están llamados también “a ser misioneros”. Por eso ha dado gracias a la Virgen y ha exclamado “el Señor ha estado grande con nosotros” al comprobar que el camino de Guadalupe para los jóvenes cordobeses constituye una llamada a la santidad en los diferentes estados de vida, entonces se ha dirigido a los matrimonios que años antes hicieron el camino sin conocerse y ahora son padres de niños que fueron “soñados en Guadalupe”.
Al mismo tiempo, el Obispo ha señalado las vocaciones al sacerdocio surgidas en el camino a Guadalupe y a los jóvenes ha recomendado dejar oír la llamada porque “la Iglesia necesita sacerdotes, sin sacerdotes no hay eucaristía y sin eucaristía no hay Iglesia”. A la vida consagrada, el pastor de la diócesis de Córdoba, ha dedicado palabras de reconocimiento ante la labor expresiva de una fe que busca la santidad.
Don Demetrio se ha dirigido jóvenes aconsejándoles que no “se suelten de la mano de la Virgen” porque los peregrinos tienen una meta: el cielo. Durante su alocución ha recordado la labor misionera de sacerdotes diocesanos de Córdoba en esta jornada del Domund, “sacerdotes que van donde no va nadie y dicen al Señor aquí estoy, envíame”.
«Que vuestra mirada descanse en ella»
Monseñor Demetrio Fernández, que ha acompañado a los peregrinos durante todo el fin de semana y ha compartido con ellos momentos de oración, adoración y confesiones, recogía de los jóvenes la cruz de guía que ha abierto el camino para los sesenta peregrinos desde el viernes hasta Guadalupe
En el altar mayor, el padre guardián del Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, ha recibido a los peregrinos y seguidamente, el Obispo de Córdoba ha dedicado palabras de acogida a los peregrinos cordobeses a las plantas de Nuestra Señora de Guadalupe. En la llegada del largo camino, monseñor Demetrio Fernández, ha indicado a los jóvenes peregrinos «que descanse la mirada de cada uno de nosotros mirándola a ella». De este modo, ha animado a los jóvenes de Córdoba a presentar sus intenciones a la Virgen: «las propias de cada uno y también las de todos los jóvenes que no han podido venir este año».
A ellos se ha referido para recordarles que los peregrinos de este año han sido «portadores de todos los jóvenes de nuestra Diócesis» al tiempo que ha señalado que «hemos sido afortunados los que estamos aquí, pero tenemos en la mente a los que iniciaron está andadura hace 25 años Llevamos en nuestra mente y corazón estos 25 años de gracias del señor».
A los peregrinos les ha pedido el Obispo de Córdoba que sean atrevidos en mostrar su interior a la Virgen porque «Ella os conoce y sabe cuál es el momento de vuestra vida, cuáles son vuestras preocupaciones e interrogantes». En el mismo sentido, monseñor Demetrio Fernández ha invitado a los jóvenes a «estar un rato con Ella y comunicarle los sentimientos que invaden vuestro corazón
Sed atrevidos: pedidle la gracia que deseáis alcanzar», ha dicho.
Eucaristía en el camino a Guadalupe: «Sois el rostro de Dios para nosotros¨
En la segunda jornada, los jóvenes han recorrido a pie caminos extremeños representado a todos los peregrinos que este año, por las circunstancias del Covid-19 no han podido acudir a esta tradicional cita. Durante la eucaristía, oficiada por Borja Redondo en el paraje conocido como¨ Villavaquita¨ recordaba a los jóvenes que «la vida es una peregrinación» y les aseguraba «sois una imagen de Jesucristo». Durante su homilía, ha tenido palabras de agradecimiento para todos los voluntarios que durante 25 años han «trabajado tanto». En sus palabras cargadas de reconocimiento a los jóvenes ha añadido que «vuestra vida no se puede separar del voluntariado» y terminaba asegurando «sois una imagen de lo que hace Jesucristo».
Los seminaristas que acompañan la peregrinación han sido los encargados de la catequesis del camino. La fe y la oración han centrado estos encuentros a lo largo del camino.