Este tiempo singular de confinamiento en nuestras casas ha supuesto para el profesorado de religión de nuestra diócesis y demás compañeros miembros de este colectivo, dedicado a la enseñanza, un reto importante. Y como todo reto en la vida, se nos exige más trabajo, más cualificación y más creatividad.
El profesorado de religión está haciendo un esfuerzo extra para atender las necesidades educativas del alumnado de nuestra cuatro islas, desde la distancia, pero no menos, cercanía.
Una nueva forma de acercamiento al alumnado a través de:
Las clases a distancia, utilizando las posibilidades que nos brindan diferentes aplicaciones como Skype o Webex y otras tantas, para hacer videoconferencias.
Las constantes fichas didácticas elaboradas y compartidas con el alumnado a través de diferentes canales de comunicación como el correo electrónico o los WhatsApp.
El proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollado a través de la utilización de plataformas facilitadas por la Consejería de Educación como es la EVAGD.
Las numerosas reuniones online con los diferentes equipos educativos para la coordinación y garantía de la consecución de los objetivos educativos.
Las muestras de solidaridad en el compartir los diferentes recursos con otros profesores de religión por medio de la plataforma creada para tal fin por la Delegación de Enseñanza.
Y como no, para el cuidado de nuestra identidad, la entrega diaria de un material titulado: “Diario de una Cuarestena” que nos ayuda a profundizar sobre lo que Dios nos está pidiendo a cada uno de nosotros en este tiempo difícil pero esperanzado.
Desde la Delegación Diocesana de Enseñanza mantenemos contacto permanente con el profesorado mediante los medios telemáticos en orden a su asesoramiento pedagógico en lo que sea necesario y también para que nuestro profesorado sienta el aliento y compañía de aquellos a quienes la Diócesis ha puesto al frente de esta parcela de la vida pastoral.